Veremos dos alternativas y sus consecuencias:
1. Si pone orden: (consecuencia) se hace popular
2. Si no lo hace: (consecuencia) se hace impopular
El caso 2 es el actual. Si fuera por su candidatura, lo que le convendría es ordenar las cosas y no lo esta haciendo. O sea, el que renuncie a su candidatura no garantiza una solución.
¿Y ahora qué?
Veamos los hechos.
En un principio el gobierno negoció con el MAS, les otorgo dádivas, hizo concesiones, les perdonó. Eso era comprensible, hasta cierto punto, pero en un principio. Lo malo es que eso no cambió hasta ahora. Los mantuvo en sus cargos -y en altos cargos-, y de hecho en la práctica, en la experiencia, les dejó entender que ellos pueden apedrear ambulancias, médicos, saquear, incendiar, secuestrar etc y no les pasa nada (Con algunas excepciones, claro)
Por otra parte nunca buscó al pueblo, a los que verdaderamente lucharon contra el MAS. Tuvo tiempo para sacarse fotos con sus amiguitos en palacio, para visitar al zorrito, etc pero no para hablar con el pueblo.
Entonces, su actitud ante los actuales bloqueos sigue el mismo hilo que al principio de su gobierno y el mismo hilo que siguió en general la oposición de los partidos a Evo Morales.
El problema es que el que da la mano a un maleante redomado pierde el anillo y pierde el reloj. Eso les pasó a todos los lelos que negociaron con el MAS para ir a elecciones el 2019.
Las perspectivas son malas, pero al menos sabemos lo que podemos esperar de este gobierno de flemas (no pueden ni montar un buen noticioso en el canal 7 aunque solo sea pa defenderse) y; sabemos lo que podemos esperar del MAS y los otros candibolas. O sea que como el 2019, la solución hay que buscarla por otro lado y parece que la gente ya comenzó a moverse.