Se atribuye a Rockefeller
el dicho de que hay dos tipos de empresas petroleras rentables; una es la buena
empresa y la otra es la mala. Aquí en Bolivia es fácil ver cómo es que las del
segundo tipo pueden ser rentables.
XXII Cátedra Libre Marcelo Quiroga Santa
Cruz:
“Análisis del Proyecto de Ley de Incentivos
Petroleros” 18 de noviembre, 2015. UMSA, La Paz, Bolivia
Presentación de Pablo Villegas N. (CEDIB). Publicado en Hora25
Los incentivos y sus múltiples formas
Los incentivos a las transnacionales
petroleras no son nada nuevo, han estado presentes desde el inicio de nuestra
historia hidrocarburífera y pueden tomar diferentes formas, desde las más
directas hasta las más encubiertas, pero en general se caracterizan porque se aprovecha
de recursos del país a favor de las transnacionales.
Como ejemplos más
recientes los encontramos en el corazón mismo de la llamada nacionalización del
2006. Esto lo podemos ilustrar con el siguiente ejemplo. Todos sabemos la
diferencia entre el establo y el ganado. Imagínense que alguien compra un
establo y cuando va a tomar posesión de su nueva propiedad se encuentra con el
ganado pero el vendedor le dice que el ganado va de yapa incluido en la compra.
Eso en la vida real sería
una locura. Bueno, esa locura se cometió en los 90 cuando se privatizó YPFB
bajo el nombre de capitalización. Sus instalaciones se valuaron en algo más de
800 millones de dólares. Entonces para “capitalizarla” las transnacionales pusieron
esa suma y así se quedaron con YPFB, (el corral), pero también con las reservas
o yacimientos que eran como el ganado de nuestro ejemplo y eso les salió gratis.
Luego vino la llamada
nacionalización del 2006. ¿Qué fue lo que se recuperó a nombre de
nacionalización? Lo que se recuperó fue el corral, o sea las instalaciones; pero
las reservas, lo que quedaba de reservas, (el ganado), siguió en manos de las transnacionales;
y de lo que ilegalmente habían extraído no se habló más. Todo esto lo dejó en
claro Enrique Mariaca.
Recuperamos el corral,
pero no el ganado y si entráramos en detalles la realidad es peor que eso, por
ejemplo, el ganado que carnearon gratis no fue reemplazado. Posteriormente se
hicieron las auditorias dirigidas por Mariaca que tenían que tomarse en cuenta
para firmar los nuevos contratos con las transnacionales pero como ya es bien
sabido, no se utilizaron para nada. Recordarán que alguna gente temía que medidas
tales como el cobro del IDH, iban a espantar a las transnacionales, que se iban
a ir del país, pero no se fue nadie porque lo relatado hasta aquí, eso sí que
fue un incentivo, y ahí no acaba. Luego vino el contrato de venta de gas a la
Argentina para exportar básicamente el gas de Repsol de Bolivia para Repsol de
la Argentina. Para eso Kirschner en la Argentina formó una empresa, ENARSA, que
al comienzo los argentinos creían que iba a ser una especie de refundación de
la empresa estatal que había sido privatizada (con la participación de Kirchner)
y que estaba en manos de Repsol pero no fue otra cosa que una especie de mandadera
de las transnacionales y hoy está con una pata en la tumba, con su historia a
punto de concluir plagada de corrupción y casi cero producción.
En Bolivia todo esto se
nos presentó como nacionalización y lo que hace a Argentina como integración, pero
en realidad se trataba de “incentivos”, o sea, no solo que nos olvidamos de
nuestro ganadito para no enemistarnos con el ladrón sino que además les
conseguimos mercado a cambio de una regalía por la venta de lo que era nuestro.
Los incentivos actuales y sus antecedentes
Bien hoy estamos ante un
nuevo proyecto de ley de incentivos, pero veamos primero los antecedentes. Este
proyecto se vino discutiendo desde hace algún tiempo, después del gasolinazo, y
llegó a ser aprobado un plan entre el gobierno y todos los municipios del país,
el año 2013[i]. En pocas palabras
consistía de la otorgación a las transnacionales de 3 a 5 años de gracia en el
pago del IDH y para ello se introducía una división de los campos de
hidrocarburos en nuevos y existentes. Los beneficiados iban a ser los nuevos para
estimular la exploración.
Esto nos ponía ante tres
problemas: el de los años de gracia, el del IDH y el de los campos. Vamos por
lo último. Lo de los campos ya es conocido porque lo aplicó Goni Sánchez de
Lozada. En ese entonces teníamos un régimen en que las transnacionales ya
pagaban el 50%. Lo que hizo Goni es bajar al 18% para los campos nuevos. El
resultado es que los campos existentes o viejos se secaron y sólo quedamos con
campos nuevos, de modo que a título de “incentivo” nos encajaron una reforma del
sistema de impuestos y regalías.
A esa misma estrategia decidió
recurrir el actual gobierno para incentivar a las transnacionales con la
diferencia de que sólo se hablaba de años de gracia, es decir que después de la
gracia tendrían que ponerse al día con sus impuestos. La pregunta es ¿cómo iba
a hacer el gobierno para que paguen lo adeudado? Al respecto el proyecto dejaba
el asunto a arreglos posteriores, o sea que no teníamos ninguna garantía de que
esos arreglos no iban a introducir nuevas reformas o acuerdos o incentivos para
evitar el pago de lo adeudado.
Nosotros advertimos del
riesgo de que la gracia se convierta en otra cosa además amenazando al IDH (como
veremos después, el proyecto de incentivos actual confirma nuestras sospechas),
y de que la clasificación de campos nuevos y existentes sea una estrategia para
establecer un nuevo régimen.
El gobierno del MAS en
sus inicios aprobó un primer incentivo de 13 dólares por barril. Sumado esto al
precio fijado para el barril en el mercado interno que es de 27$us resultaba en
40$usd que el gobierno tenía que pagar por barril. A partir del 2012 el
incentivo se incrementó a 30, por lo cual ahora el gobierno paga el barril a 57$us.
Esto es que ya estamos pagando más que el precio del valor internacional que
está alrededor de los 40-42$us/bl.
Ahora el proyecto de ley
plantea un nuevo incentivo entre 30-50 y/o 35-55 por barril. Podemos discutir
si este incentivo se sumará al anterior o lo reemplazará, pero no lo vamos a
hacer. Baste con comprender que no se va a imponer un nuevo incentivo a favor
de las transnacionales para que sigan recibiendo lo mismo.
Lo importante es que el
vicepresidente ha declarado recientemente que a menor precio internacional
mayor será el incentivo. Entonces supongamos que el precio llegue a 30 y con
eso se pague 50 de incentivo. Sumado esto a 27 cada barril le costaría al país
77$us, de modo que con un barril de 30$us en el mercado internacional, en
Bolivia estaríamos pagando más del doble. Esta simple aritmética pone al
descubierto varios aspectos críticos de la política hidrocarburífera que sintetizamos
a continuación.
Mientras más barato sea el barril, más pagaremos nosotros
1.- Si vamos a pagar por
barril de petróleo producido en Bolivia el mismo precio del mercado
internacional o más ¿qué sentido tiene producirlo en el país? ¿No sería mejor
importarlo? Si lo hiciéramos nos evitaríamos los impactos medioambientales, los
gastos de construir infraestructura para las transnacionales y los destinados a
brindarles los servicios correspondientes de estado, con la burocracia y la corrupción
que eso trae, y los costos de la inestabilidad política debidos a problemas
como el de Takovo Mora, o peor como el de octubre 2003 con una cantidad de
muertos y heridos que hasta ahora no logran que este gobierno que llegó al
poder gracias a ellos les dé una atención medianamente digna.
2.- Pero el caso es que
no tenemos por qué importar ya que tenemos hidrocarburos en nuestro propio suelo.
La soberanía energética es interés estratégico de cualquier país, sobre todo de
los que tienen hidrocarburos en su suelo como el nuestro. Siendo así no hay
razón para entregar la plata de los incentivos a las transnacionales en vez de
dársela a una empresa estatal.
3.- Ya que en Bolivia pagar
por barril el mismo precio del mercado exterior es un absurdo, es mucho peor lo
que propone el actual gobierno que mientras más bajo esté el precio
internacional nosotros paguemos más porque así resulta por ejemplo que Chile
que no tiene hidrocarburos se beneficia más mientras más caen los precios internacionales
y nosotros que sí tenemos vamos a pagar cada vez más que Chile. Esto nos
muestra que estos incentivos son económicamente irracionales y estratégicamente
contrarios al interés nacional y con eso está claro qué intereses representa el
gobierno.
4.- Finalmente, ya que las
transnacionales han demostrado que no van a producir sin incentivos, no se
justifica que continúen en posesión de los campos. Con esto tendría que
terminar mi exposición y tendríamos que pasar a la recuperación de los campos.
Los incentivos y la identidad del gobierno con las transnacionales
Pese a lo que hemos visto
el gobierno no recupera los campos por la simple razón de que los llamados
contratos de servicios no son tales. Si lo fueran, -puesto que las transnacionales
decidieran no prestarnos el servicio-, no habría más que poner fin al contrato
y que se vayan. Pero esto es difícil para el gobierno porque fue el mismo
gobierno el que les dio a las transnacionales concesiones por 30 años, y como
ya hemos expuesto en otra parte, los contratos –entre otras barbaridades- no
les obligan a explorar.[ii]
Miren ustedes qué bonita
nacionalización. Les dieron a las transnacionales concesiones por 30 años con
pozos petroleros en declinación. Las transnacionales no invirtieron para hallar
nuevas reservas, solamente explotaron los pozos hasta vaciarlos y cuando eso ha
ocurrido diez años después, todavía pueden quedarse 20 años más en posesión de
los campos y no los podemos sacar porque los contratos no les obligan a
explorar. En estas condiciones a este gobierno que es tan anticapitalista y tan
macho no le queda otra que ganarse el corazón del príncipe capitalista que es dueño
de las transnacionales pagándole por su petróleo un precio superior al del
mercado internacional.
Por lo menos podía
haberse destinado el dinero de los incentivos al desarrollo de una empresa
estatal productiva que produzca su propio petróleo para tener alguna capacidad
de contrabalancear la gran influencia de las transnacionales y así lograr
cierto grado de soberanía en nuestra política hidrocarburífera. Pudieron
hacerlo pero prefirieron hacer de las empresas del estado sólo una fuente de
empleos para a su militancia y una agencia de contratos con el sector privado.
Todo esto muestra una
evidente identidad de intereses entre gobierno y transnacionales; ellas hacen
su ganancia y al gobierno le dejan regalías para que se mantenga en el poder. Los
incentivos dejan en claro que la política actual representa los intereses de
las transnacionales, sobre todo si consideramos que este proyecto de ley surge
después del gasolinazo. Como el pueblo obligó a retirar aquella medida, el
gobierno sacó estos incentivos para dar a las transnacionales los beneficios
que no pudo por medio de aquella medida.
Volviendo a Rockefeller,
aquí tenemos malas empresas que no producen, no exploran, no nos dan
autoabastecimiento, pero son rentables gracias a los incentivos que les pagan
el barril más caro que en el mercado internacional.
¿Llegará el príncipe capitalista?
El objetivo del gobierno
es básicamente que las transnacionales busquen nuevos yacimientos y de ahí que
incrementen la producción estimuladas por el alto precio que van a obtener por
barril de petróleo o su equivalente para el mercado nacional. El gobierno
quiere que llegue al país mayor inversión extranjera, pero dadas las
condiciones internacionales actuales ¿por qué creerá el gobierno que eso es
posible?
Primero debemos ver que este
tipo de política fue un éxito en la Argentina, -hasta cierto punto-. Con los
incentivos allá vigentes el gobierno llegó a pagar el barril a 77$us, lo cual
estimuló a las empresas a explorar cosa que puede verse por la cantidad de
perforaciones año tras año. Pero ¿puede ocurrir lo mismo en Bolivia? No, porque
en Bolivia el mercado interno no llega ni al 10% del argentino (2013: 770.000
b/d Argentina y 71.000 b/d Bolivia). El mismo gobierno se ha encargado de que
así sea por mantener la economía orientada a exportarlo todo sin desarrollar la
industria nacional. ¿Entonces para qué gran mercado van a producir las transnacionales
en Bolivia?
Decimos que en Argentina la
cosa fue bien hasta cierto punto porque finalmente al gobierno le salió tan
caro el incentivo que tuvo que endeudarse para pagarlo y el precio de los
combustibles subió hasta situarse entre los más caros del mundo, lo que quiere
decir que era la gente común la que estaba pagando el incentivo.
Finalmente, dada la difícil
situación actual en el mercado internacional de los hidrocarburos, ¿cuál puede
ser el interés de las transnacionales para venir a Bolivia? Hace poco dos
gigantes, Brasil y México realizaron la subasta internacional de campos y les
fue mal por la falta de interés de las empresas. Entonces si vienen a Bolivia,
podría ser sólo por el interés de acaparar concesiones y en el mejor de los
casos evaluar sus reservas para hacer subir sus acciones en la bolsa pero
difícilmente para financiar los sueños económicos del gobierno.
Además hay otro factor
que conviene recordar. Al neoliberalismo le fue bien en los años 90 para atraer
capital al sector de hidrocarburos porque las transnacionales vinieron a
hacerse cargo de yacimientos que ya habían sido descubiertos, sólo tenían que
extraer sin que les hubiera costado un centavo explorar. Ahora la situación es
diferente, desesperadamente diferente, porque lo que se quiere es que vengan a
descubrir los yacimientos. En el caso anterior los precios tenían buenas
perspectivas pero ahora hay tanto petróleo y gas en el mundo que ya los barcos
petroleros se están quedando en el mar sin tener donde dejar su carga, o sea,
la perspectiva de los precios es muy mala. La política oficial sufre de una
grave debilidad estratégica porque depende enteramente de las trasnacionales y
carece de un plan propio.
Así pues vemos que los
planes del gobierno no tienen un fundamento económico, que se basan solamente
en una esperanza, la eterna esperanza de la oligarquía boliviana, de que venga
un socio capitalista del extranjero a despertarla con un beso.
Los beneficios: guante de seda en mano de hierro
Como sabemos el gobierno
piensa pagar el incentivo con recursos que incluyen los que aportarán los llamados
gobiernos subnacionales (gobernaciones y municipios) además de otras
instituciones siendo todos obligados por ley, fondos que serán arrancados del
IDH. Para justificarlo, el gobierno ha puesto mucho énfasis en presentar
cifras, lo que naturalmente busca dar la impresión de que cuenta con estudios
económicos serios, pero cuando el ministro de hidrocarburos declara “que el
proyecto de ley incorpora todos los riesgos que supone el negocio”, y que “por
tanto, aún en el peor escenario no hay posibilidad de un resultado negativo.”[iii], nos da justamente el argumento
que despertaría sospechas en cualquier socio potencial y lo espantaría; esto
especialmente en la actual situación internacional que hace imposible afirmar
que no existe ningún riesgo en el negocio de los hidrocarburos. Y si tomamos en
cuenta los antecedentes del proponente del negocio en el manejo de la economía y
de la información, la desconfianza crece mucho más.
Aparte de este riesgo
cero, los inversores subnacionales y demás “El 2016 recuperarán un 60 por
ciento (…); el 2017, que se empieza ya a tener utilidades, recuperarán el 100%
de sus aportes más un 30 a 40% de utilidades”[iv] dice el presidente de la
Comisión de Economía Plural del parlamento, Henry Cabrera. Siendo así no se
entiende por qué el gobierno quiere obligarles a invertir por ley ni por qué
los inversionistas extranjeros no están haciendo cola con su dinerito sabiendo
que por cada millón de dólares a los dos años recuperarían su millón más 400
mil dólares de ganancia sin mover un dedo; y todo esto antes de que comience el
negocio porque el mismo proyecto de ley prevé que las primeras perforaciones
comenzarán el 2019.
Para dorarnos más la
píldora el gobierno ha venido con gran propaganda hablando del proyecto Bolivia
Corazón Energético de Sud América. Cuando se firmó el contrato de venta de gas
a la Argentina, el presidente vestido de indígena Uru declaraba que con eso
Bolivia ya era el eje energético de Sudamérica[v]. Bueno ahora se trata de
exportar energía eléctrica. ¿Pero cuán serio es todo esto? Veamos un simple
dato. Basándonos en cifras de la CEPAL, resulta que la capacidad actual de
Bolivia en energía eléctrica es igual al 0,77% del total de la región. Por
tanto, para ser corazón energético esa cifra tendría que subir a una proporción
que no nos haga reír. Y para colmo lo que nos prometen (4.200 Mw)[vi] es menos de lo previsto
el 2011 (6.903 MW)[vii]
y parece que como prometen tanto no se dieron cuenta de la diferencia. Por su
parte, aportando a este folclore de cifras, el presidente de ENDE dijo que el
año 2025 Bolivia tendrá una oferta de 10.000 MW.[viii]
En la misma bolsa metieron
el proyecto de energía nuclear, que primero era un reactor funcionando con
mercurio en vez de uranio, luego lo volvieron un proyecto de salud manejado por
el ministerio de hidrocarburos, no por el de salud, negando que iban a instalar
un reactor pero después se fueron a la Argentina a negociar la compra de un
reactor, etc… Recordemos que el gobierno
declaró que la energía nuclear era un patrimonio de la humanidad, con lo cual
cambió a la madre tierra por la madre atómica. En esta bolsa también está,
entre otras, el plan de que cada departamento tenga su especialidad.[ix] Ahí está el proyecto de
energía solar en Pando que cuando esté terminado tendrá una capacidad de 5Mw.
Para fines de comparación, Chile tiene, entre energía eólica y solar, una
capacidad cercana a los 200 Mw y qué diremos de Inglaterra, este país nublado,
que tiene 6.500 Mw. Irán por su parte recientemente otorgó una licencia a
empresas alemanas para la instalación de energía solar por una capacidad de
1.260 Mw[x], cifra que se acerca al
total de la producción eléctrica de Bolivia, de alrededor de 1.400Mw. En fin, este
entusiasmo por convencernos de lo lindo que puede ser el mundo se parece mucho
a otros proyectos como el del Plan de Todos, el 1+1=2 de la capitalización o el
de la exportación del gas por Chile y para no retroceder tanto en el tiempo, se
parece mucho a la promesa de la industrialización de este mismo gobierno.
¿Qué es lo que quedará si lo que nos prometen no se cumple?
Bien, ahora a riesgo de
que nos amenacen con echarnos del país, vamos a suponer por un momento que el
negocio no funcione. ¿Qué pasará?
Volvamos al comienzo.
Habíamos dicho que inicialmente el gobierno quería dar a las transnacionales algunos
años de gracia en el pago del IDH e introducir nuevamente la división gonista
de campos nuevos y existentes. Dijimos que esto amenazaba la existencia del IDH
y la introducción de un nuevo sistema impositivo como ya había ocurrido antes. El
proyecto de ley actual confirma nuestras sospechas al reemplazar el proyecto de
los años de gracia al cabo de los cuales las transnacionales quedaban
endeudadas con nosotros, por el pago de un incentivo por el cual somos nosotros
que quedamos endeudados con ellas y que es un zarpazo al IDH.
Por otra parte la
división entre campos nuevos y existentes se mantiene pero además se incluyó la
división entre zona tradicional y no tradicional que no es lo que conocemos sino
que serán definidas posteriormente. Por experiencia sabemos que el objetivo de
estas divisiones es introducir reformas profundas, sea al sistema impositivo,
al de contratos, al régimen de la propiedad nacional sobre los hidrocarburos.
Esto se confirma por la otorgación
al ministerio de hidrocarburos de la potestad de decidir por resolución suprema
las modalidades de los contratos, arrebatando esta atribución al parlamento y eliminando
todo lo dispuesto por la Constitución y las leyes. Nosotros habíamos venido
advirtiendo de esta intención desde hace algunos años. Y en general se trata
del traspaso de atribuciones del congreso al poder ejecutivo que también
denunciamos cuando se estaba discutiendo el proyecto de ley de minería el año
pasado.
En una versión anterior del
proyecto se decía que los incentivos iban también a beneficiar a la empresa
estatal YPFB, pero esto se ha eliminado con el disimulo de su postergación para
norma específica posterior.
Finalmente entre las
consecuencias tenemos que quedará una mayor porción del territorio nacional en
manos de las transnacionales.
En síntesis, funcione o
no el negocio quedaran afectados y amenazados con reformas posteriores el IDH,
el régimen de propiedad nacional sobre los hidrocarburos, la empresa estatal,
el régimen democrático de separación de poderes y la soberanía nacional en
varios aspectos mencionados antes.
[i] FAM acepta propuesta de YPFB sobre diferimiento
del IDH y Regalías. AN-YPFB, 9/9/2013.
[ii] Pablo Villegas N.: La industrialización del gas y la refundación de YPFB en
5 meses. Petropress Nº
24, 2011.
[iii] Los Tiempos - 14/11/2015
[iv] 13-11-2015 Diputados aprueba en grande Ley de Incentivos La Razón
[v] Acuerdo estratégico con Argentina convierte a
Bolivia en el eje energético de Sudamérica. 19-10-2006. http://boliviateamo.blogspot.com/2006/10/acuerdo-estratgico-con-argentina.html
[vi] Bolivia enfrenta baja de precios con
diversificación de mercados, valor agregado, inversión y energía. Agencia
Boliviana de Información "ABI“, 19/8/2015
[vii] 4º Congreso Bolivia Gas y Energía. Santa Cruz,
del 24 al 25 de agosto, 2011.
[viii] Hasta 2025, Ende prevé generar 10.000 MW de
energía. El Diario, 30-8-2015.
[ix] Gobierno da luz verde a la construcción del
proyecto hidroeléctrico Miguillas en La Paz. ABI,
2-10-2014
[x] Official: German Companies to Set Up Solar Power Plants in Iran's
Kerman Province. 02/12/ 2015.