Por Pablo Villegas N.
Hace unos días, según ABI -17/12/2014, el Presidente Morales
se dirigió a los presidentes del Mercosur para pedirles “…que nos diga qué
están preparando (los imperialistas) o qué problema podemos tener por esta
rebaja de las materias primas". Esto es un gran cambio porque no hace
mucho que el ministro de economía consultado por la prensa sobre el problema,
declaró tranquilamente que hace tres años que vivimos con bajos precios de los
minerales como si fuera tranquilizador que un problema dure tanto tiempo; el
ministro de minería por su parte simplemente dijo que la baja no nos afectaría;
y para hacerle el favor al gobierno, salió el capo del Banco Mundial declarando
que la economía boliviana soportará bien la baja; claro, tratándose de toda una
autoridad imperial, no se molestó en dar más razones que “un colchón
macroeconómico”.
Ningún gobierno puede enorgullecerse del PIB de Bolivia
Hasta hace poco el gobierno se vanagloriaba del crecimiento
del PIB, pero el primer y segundo trimestre el PIB ya mostraba una reducción
del crecimiento. Lo raro es que llegamos a diciembre y el tercer trimestre
todavía no se había publicado; pero, coincidiendo con esta falta el ministro de
economía salió con que la reducción será solo de un 0,5%, por lo que podemos
esperar que los datos sobre el 3° y 4° trimestre saldrán ya ajustados a lo que
dijo.
Pero veamos el PIB boliviano, no con la aritmética infantil
que usa el gobierno para convencer a las ovejas del club de
“en-algo-hay-que-creer”, (y no diremos a los Ramonet que con solo caminar por
algunas calles de La Paz ya creen cualquier cosa) sino a largo plazo. ¿Qué
expresa?
Lo que expresa es algo de lo que ningún gobierno puede estar
orgulloso; se trata de la economía típica de un país pobre, dependiente de los
precios de las materias primas, terriblemente inestable y con numerosas crisis.
La última crisis fue el 2008. Esta crisis hizo caer
abismalmente el crecimiento del PIB y, ahora, antes de que se recupere al nivel
anterior a esa crisis, se va otra vez para abajo ¿Por qué? ¡Obvio! ¡Por la baja
de los precios de las materias primas¡
¿Qué hizo el gobierno por el crecimiento de ese PIB que no
fue hecho por los precios internacionales de las materias primas? Nada. Y nada
puede hacer ahora que se van para abajo; por eso va a pedir ayuda a los
presidentes de otros países. ¿Y qué tipo de ayuda? ¡Que se lo hagan un
análisis! ¿Acaso no tiene un ministro de economía y un vicepresidente que tiene
libros; no es este el gobierno con más “honoris causa” de la historia nacional?
¿Por qué tiene que ir a inspirar lástima a los presidentes de la región? ¿Y
cómo es que no sabe las consecuencias? ¿No es Bolivia el país modelo de
experiencias para saber las consecuencias de las bajas de materias primas?
La gran pregunta ante la crisis es si el gobierno puede cumplir con algún plan
Bien, pero no todo está mal. Recientemente el gobierno
decidió invertir 100 millones de dólares en la minería. ¡Qué bien¡ ¿Pero por
qué tan poco y tan tarde? ¿Acaso no votaron más de 70 millones en al G77 y
mucho más en un satélite sordo y ciego y en el museo personal del presidente y
un monigote gigante para palacio de gobierno,
y en otros juguetes como aviones para el gabinete y en angares separados
para no mezclarse con la gente, esto sin contar las millonadas de los cartonbol,
azucarbol y demás boleses?.
Bueno, pero ¿en qué utilizarán los 100 millones? Uno de sus
objetivos es que Huanuni produzca 880 t/d de mineral. ¿Es una broma? Huanuni en
este momento tendría que estar produciendo 3000 t/d ¿pero sólo va a recuperar su
antigua producción?. Pero más allá de si el plan es correcto o no la gran
pregunta es si el gobierno podrá ejecutar este plan.
La experiencia tiene la
respuesta. El gobierno tuvo 9 años para sacarnos de la dependencia de
las materias primas y para eso contaba con recursos económicos históricos, pero
en estos 9 años, aparte de discursear sobre la industrialización, no logró
concluir ni un solo proyecto exitoso en la minería, ni uno.
El problema del país no es solo de la minería sino también
de los hidrocarburos, la principal fuente de ingresos. Recientemente Juan
Carlos Zuleta (1) publicó un dramático artículo recordándonos que, por una
parte, las renegociaciones por el gas con Brasil están cerca (y después será
con Argentina) pero no tenemos con qué reservas negociar y será muy difícil que
las tengamos a tiempo, y por otra parte, que el precio del gas bajará con la
caída de los precios del petróleo
Nosotros vemos que dada la incapacidad del gobierno para la
gestión de los hidrocarburos en estos 9 años, el Brasil no tiene ninguna
garantía de que Bolivia cumplirá con un nuevo acuerdo de exportación de gas a
no ser que el acuerdo le deje (a Brasil) hacerse cargo de la gestión de los
hidrocarburos con el pretexto de asegurar la ubicación de las reservas necesarias
para ayudarle a Bolivia a cumplir con sus exportaciones. A eso es a lo que nos
está llevando el gobierno.
¿Cómo se fijan los precios de las materias primas?
El gobierno se ha lucido con varios argumentos al respecto.
Uno de ellos es la situación de China, pero es absurdo porque a la China
exportamos apenas un 9,5% del valor de nuestros minerales; la mayor parte va a
EE.UU., y éste país junto a Japón y Korea del Sur (o sea imperialismo puro) se
lleva el 64% del total, según datos del INE para el 2014.
Otro argumento es el de la oferta y la demanda. Bien, todos
sabemos que la regla de la oferta y la demanda puede ser limitada a través de
la especulación y el dumping por ejemplo. Pero, la realidad actual es mucho más
complicada que eso. Si tomamos el caso del precio del petróleo por ejemplo,
éste no es fijado por lo que ocurre en el mercado físico de petróleo, sino en
los mercados financieros de derivados, donde unos cuantos bancos tienen el
monopolio, donde se comercia con papel petróleo. Lo mismo ocurre en los mercados de minerales y en general de las llamadas
commodities. Esto ha sido establecido claramente, para citar una fuente
“oficial” por investigaciones del congreso de los EE.UU. Esta es la nueva
realidad económica del mundo pero el gobierno sigue con la oferta y la demanda
igual que una beata que vive prendiendo velas a sus santos de estuco.
La política del gobierno fue la liberación impositiva a la minería e hidrocarburos
El fracaso del gobierno en minería e hidrocarburos no quiere
decir que no hicieron nada en estos nueve años. No industrializaron nada pero
algo hicieron. El gobierno de una manera sigilosa trabajó desde hace varios
años con una política de liberación impositiva a la minería y a los
hidrocarburos. Ya es conocido su objetivo de diferir el cobro del IDH a las
empresas con el pretexto de incentivar el descubrimiento de nuevos campos. Para
esto ya ha logrado el acuerdo de los municipios del país el 2013. Pero si vemos
la parte práctica surgen muchas preguntas:
¿De qué vivirán los municipios mientras por una parte no
habrá IDH por 3 a 5 años de los campos nuevos, y por otra, el que pagan los
campos viejos bajará porque estos entrarán en declinación y bajará además por
la caída de los precios del petróleo? Sin embargo los municipios aceptaron todo
a ojo cerrado.
¿Cómo hará el Estado para asegurarse el pago del IDH cuando
ya estaremos hablando de campos agotados; qué
acuerdo se hará para los cálculos contables para el pago de la suma adeudada
por las empresas, los plazos, etc…? Sabemos que todo esto será objeto de
negociaciones posteriores cuyo desenlace desconocemos pero nos queda la
experiencia más reciente del 2006-2007, de la negociación de los nuevos
contratos petroleros entre el gobierno y las empresas cuyo resultado nos lo
presentaron como nacionalización.
Esto quiere decir que no nos informaron de todo el plan
detrás del diferimiento del cobro del IDH. Esto es muy preocupante porque
además esta medida se parece mucho a la aplicada por Sánchez de Lozada cuando
redujo el pago de regalías del 50% de
los campos viejos al 18% para los campos nuevos. Los campos viejos se agotaron
y quedamos solo con campos nuevos, o sea solo con el 18%. ¿Qué seguridad
tenemos de que no nos están llevando a la misma situación?
El gobierno también avanzó en su política de alivianar la
carga impositiva a la minería; las cooperativas –en realidad empresas- no pagan
impuestos a pesar de la magnitud de su producción, y en cuanto a las empresas,
en el proyecto de ley minera discutido a principios de este año, se estableció
un régimen de liberación que por estrategia fue excluido del proyecto de ley
que fue aprobado en mayo, para ser tratado después. De todos modos lo que allí
se estableció nos da una idea clara de los intereses de las empresas; se trata
de una tabla de límites de precios bajos de los minerales, que una vez
alcanzados o sobrepasados, daría lugar a que las empresas se beneficien de una
liberación de impuestos. Como está la situación actual, de acuerdo a esa tabla,
la plata, el oro, el cobre y el plomo ya alcanzaron o sobrepasaron dichos
límites, y los otros minerales se están acercando. Respecto a la plata por
ejemplo hace mucho que ya habría dejado de pagar impuestos beneficiándose entre
otros San Cristóbal. Por tanto, lo que podemos esperar es que las empresas
exijan que se apruebe esta parte de la ley o lo que es más probable, que se les
compense de alguna otra manera –subrepticia- que de todos modos le costará al
Estado.
El gobierno creyó que los altos precios durarían toda la vida
Es evidente que el gobierno avanzó en esta política de
liberación impositiva porque creyó que los precios altos de los minerales y los
hidrocarburos serían eternos y los efectos de la liberación impositiva serían
compensados con el incremento de la producción, pero sobre todo con los
impuestos a la población, que ya se han convertido el principal ingreso del TGN
(a eso le llama el gobierno “demanda interna”); lo que siempre ha sido un sueño
netamente neoliberal. Esto quiere decir que la caída de ingresos de las
regalías se solucionará con más impuestos a la población. Como podemos suponer
esto es una bomba de tiempo. Recordemos que Sánchez de Lozada quiso salir de la
crisis con medidas impositivas a la población y esto provocó su caída; ahora
parece que el MAS se está metiendo en el mismo problema.
Los países no viven de “colchones macroeconómicos”, Bolivia
depende en un 95% de la exportación de productos primarios. En estas condiciones solo un milagro podrá salvarnos de lo que se viene y ese milagro es
conocido, se llama “alza de los precios internacionales de las materias
primas”, algo que el gobierno no entiende cómo funciona, por eso solo le queda
ir a pedir análisis a los presidentes de otros países inspirando su lástima y
aquí en Bolivia, sacar más impuestos a la población.
NOTAS:
(1) Gas
boliviano para Brasil y Argentina. Juan Carlos Zuleta Calderón,
HidrocarburosBolivia.com, 03/11/2014.