El feminismo yanqui-sionista tras la domesticación de las mujeres de Palestina


Pablo Villegas N., 2009-01-06


Uno de los productos más trágicos de la guerra contemporánea son las personas combatientes que portando grandes cantidades de explosivos, aseguran el impacto en sus objetivos militares haciéndose volar ellas mismas. Por esto sus acciones se han llamado ataques suicidas (AS).

Este tipo de combatiente se ha generalizado sobre todo en Irak, Palestina y Afganistán y sus objetivos son las fuerzas de EEUU, Israel y sus aliados. Naturalmente, las informaciones sobre su número varían de una fuente a otra. Una de ellas, The Independent, llegó a contar 1,121 casos en Irak desde el 2003, cifra que según la fuente, es conservadora, pudiendo lo real llegar al doble (Fisk, 2008). La relación de muertos y heridos, es de 26 por atacante suicida.


Una de las explicaciones de este fenómeno ha sido la marginación y la pobreza. Otra ha sido la religión. Según el Pentágono, el atacante suicida obtiene a través de su propio sacrificio un cierto grado de seguridad económica y un lugar en el paraíso para su familia; y para sí, un lugar entre los predilectos de Alá y los mártires del Islam recordados como valerosos combatientes. Nótese que en las líneas anteriores, no se menciona como una de las causas, la invasión extranjera y la defensa de la patria.

Como prueba de que la religión es la causa, muchos autores y medios se basan en la enorme cantidad de estudios o conteos que muestran que la gran mayoría de estos ataques suceden en países con mayorías musulmanas. Como no se quiere ver la invasión extranjera, tampoco se ve que los estudios solo prueban que esta se ha dado en países de mayoría musulmana. Si se dieran en países de otra religión, por ejemplo budista, los estudios "descubrirían" que los combatientes se respaldan en el budismo como ocurrió entre monjes suicidas de Vietnam en los años 60 del siglo pasado.

Otra de las explicaciones más generalizadas es que los combatientes suicidas están locos, y por ende su actuación no tendría nada que ver con la invasión. Pero aún, en los casos en que se reconoce que estos países han sido invadidos, se sostiene, como hace Hasan (2004) jefe del Proyecto Terrorismo Suicida financiado por el Concejo de Investigación Australiano, que las penalidades de la guerra los ha enloquecido y con esto, la conexión con los hechos y con el islam ha desaparecido; y las justificaciones políticas y religiosas brindadas por los combatientes suicidas sobre sus actos, -dice-es solo la patología hablando.

Este planteamiento, tiene una gran similitud con el caso del "síndrome de la mujer apaleada" que se presentó en los EEUU, que típicamente es el de una mujer que habiendo sufrido un prolongado y salvaje maltrato por parte de su hombre decide matarlo, por ejemplo mientras duerme, es decir, cuando su vida no está en peligro en el preciso momento en que lo mata y, por esta causa no podía recibir el beneficio de la "defensa propia". Sin embargo se llegó a reconocer que la terrible opresión a que esta mujer fue sometida llegó a trastornarla, de ahí del término "síndrome". Posteriormente, se desechó la idea de que estas mujeres estuvieran necesariamente locas, y se aceptó que estos crímenes podían ser cometidos en defensa propia, aunque en el momento de su comisión no estuviera su vida en peligro, sino ante una situación de opresión y maltrato que constituían una amenaza de muerte. El punto es que la resistencia que es originada por la opresión no es obligadamente locura. Y en los casos en que se produzca la locura, ¿no es claramente inhumano negar su relación con los hechos? ¿No condena esto de antemano cualquier tratamiento al fracaso y por tanto a los pacientes a vivir sedados? ¿No es esta la típica visión medicalizada nazi de los problemas sociales? (Contando que el contenido ideológico del nacismo, era común a occidente).

Los estudios sobre las combatientes suicidas de Palestina


Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los AS en occidente es la participación, y en número creciente, de mujeres. Se ha dedicado una gran cantidad de estudios a este tema, sobre todo en EEUU, Israel y sus aliados. Aquí tomamos algunos que consideramos representativos por su contenido y también por su calidad científica.

En un documento publicado por el Centro de Estudios Estratégicos de Jaffee, Universidad de Tel Aviv, Israel, con el sugestivo título "Mujeres Terroristas Suicidas: ¿Muriendo por igualdad de género?", su editora, Schweitzer, plantea el problema de las combatientes suicidas, -según hemos sintetizado-: se pregunta si las mujeres tienen el mismo grado de compromiso que los hombres y si son más emocionales que estos; si participan de la toma de decisiones y aspiran a ascender en ese plano; si estas (y quienes las envían) conciben sus actos orientados a lograr la equidad de género en sus sociedades más allá de los motivos nacionalistas y religiosos y si este feminismo es impuesto desde afuera por occidente. Este planteo parte del supuesto de que las sociedades a las que pertenecen estas mujeres son muy tradicionalistas y conservadoras y que el estatus de la mujer es muy inferior al del hombre.

En uno de los estudios del documento sobre las mujeres palestinas, Mira Tzoreff analiza los AS en su contexto social palestino y sugiere que estos actos podrían representar un esfuerzo distorsionado de mujeres que difieren de la mujer palestina normal para lograr un estatus digno.

Tzoreff elabora una tipificación de las combatientes suicidas en base a un reducido número de 7 casos. Y de toda la variedad de posibles causas de los AS, entre ellos la pérdida de seres queridos a manos de los israelís y la defensa de la patria, elige como el común denominador de los tipos resultantes, la falta de libertad sexual en la sociedad palestina, lo que no es raro, pues occidente considera la libertad sexual tan buena como -sustituta de- cualquier otra, pero extraña que ignore totalmente las otras causas.

Sus conclusiones, aparte de la que ya citamos al comienzo de este apartado, son éstas:- El movimiento musulmán ha disfrazado los AS de las mujeres con un feminismo musulmán; en ese sentido, ha declarado que las mujeres podían tomar parte del jihad (1) respaldándose en el hadith (2) según el cual: aunque fuera conquistado un sólo centímetro de tierra musulmana, todos están llamados a tomar parte del jihad: un niño sin el permiso paterno, una mujer sin el permiso de su marido, y un esclavo sin el permiso de su propietario;-El término islámico shahid (Shahid: alguien que se ha sacrificado en defensa del Islam) está pasando por un proceso de la nacionalización y Palestinización. El concepto islámico de "La guerra santa por el bien de Alá" está siendo convertido en una "Guerra santa por el bien de la patria" islámica; y,-Las combatientes suicidas están muriendo para que haya igualdad de género, no para que las santifiquen de muertas.

De lo anterior es claro que la equidad de género y la defensa de la patria son consideradas asuntos incompatibles. Pero tal como se han planteado las cosas, el problema no es solo esta incompatibilidad, sino también que las mujeres en el plano militar sigan sometidas a un orden patriarcal, sin poder de decisión respecto a sus propias acciones bélicas. Si esta preocupación es sincera, nos preguntamos ¿cuál es problema con el hadith que autoriza a la mujer ir a la guerra sin permiso de nadie?. Dejamos esto para más adelante.

Otro estudio en este documento es de la misma Schweitzer. Entre el 2004 y 2006 -además de numerosas conversaciones informales- ella realizó aproximadamente cien entrevistas formales a prisioneros políticos palestinos, de ambos sexos, incluyendo mujeres que fracasaron en su intento de AS y quienes se ocupan de reclutarlas. El tema central era la posición de esta gente sobre la participación de mujeres palestinas en estos ataques.

Interesantemente, entre sus casos hallamos los presentados por Tzoreff, lo que nos obligó a releer su artículo, resultando que la información de Schweitzer no confirma, e incluso deja sin bases la tipificación que hizo aquella. Lo más llamativo es sobre Wafa Idris, pionera de los AS, analizada por Tzoreff como suicida. Pero según Schweitzer su muerte no fue un suicidio, fue un accidente. Es posible, claro está, que no sea Tzoreff, sino Schweitzer, la chanchullera. Pero pese a la alharaca cientificista común a estos estudios no se proporciona al lector la información para dilucidar el asunto. Es más, la presencia de estas contradicciones en un mismo documento, soslayada sin comentarios por su editora, parece indicar que en realidad, los datos no interesan.Continuando con Schweitzer, de sus numerosas entrevistas, solo reporta con cierta amplitud sobre 3 prisioneras, y según la misma autora, la característica principal de sus entrevistas, son las versiones contradictorias que le brindaban las prisioneras, -a ella y a la prensa-, y la influencia de sus compañeras de prisión sobre estas versiones. A veces, dice la autora, las entrevistadas daban una fundamentación nacionalista (patriótica) de sus actos y otras veces sostenían que sus líderes las habían manipulado (3). Estas últimas versiones eran las verdaderas, dice, pero no presenta pruebas de ello.

Con todo, la autora extrae las siguientes conclusiones sobre las combatientes suicidas palestinas:-Su participación en los AS es un hecho establecido (La autora ha descubierto que eso ya se ha descubierto);-Excepto su decisión de participar, no toman parte en las decisiones sobre las misiones suicidas a las que son enviadas; -Son víctimas, no heroínas. La prensa, -especialmente la árabe-, ha difundido de ellas una imagen de mujeres independientes, con opiniones propias y un rol central en el proceso que las lleva a la muerte al servicio de ideales nacionales y religiosos. Esta imagen dice la autora, desaparece ante las entrevistas personales sinceras con estas.

Acerca de su segunda conclusión, la autora pareciera suponer que en los ejércitos invasores la situación de las mujeres es muy diferente, pero según publicó Los Angeles Times, entre otros, estas no pueden decidir ni siquiera sobre sus relaciones sexuales. Las mujeres en el ejército estadounidense tienen más posibilidades de ser violadas por sus propios camaradas que de ser muertas por el fuego enemigo. Según los médicos del West Los Angeles VA Healthcare Center, el 41% de las veteranas atendidas en ese centro declararon que habían sido violadas en el ejército, y el 29% lo fue en su servicio militar (Harman, 2008).

Realmente nos faltaría espacio para hablar del índice de violaciones en las cárceles, en la sociedad, y también del maltrato a mujeres y niños.En cuanto a la tercera conclusión, sorprende que, después de caracterizar sus entrevistas como una sarta de mentiras, la autora hable ahora de entrevistas sinceras. En cuanto a la imagen proyectada por los árabes sobre la mujer en la prensa, vemos que los patriarcas árabes, están elevando el estatus de las mujeres, no en cualquier área, sino allí donde el hombre tradicionalmente ha ejercido su monopolio, el del ejercicio de la violencia, y además poniéndolas como un ejemplo de valor guerrero para los hombres. La autora, en cambio, además de victimizarlas, como hace la prensa occidental, cree que los varones árabes asumen esta actitud para mantenerlas sometidas. Bueno, si esto es cierto, será que los árabes se han vuelto locos, porque hacer creer a los oprimidos que pueden compartir el uso de aquel instrumento del poder, -la violencia- les puede costar la cabeza. Pero, esto nos recuerda la pregunta que dejamos pendiente con Tzoreff ¿Cuál es problema con el hadith que autoriza a las mujeres ir a la guerra sin someterse a las normas patriarcales?

El problema real con las combatientes suicidas y la cuestión de género


Para hallar la respuesta debemos veremos el contexto de estos estudios y sus países de origen, que como indicamos antes, son objetivos de los AS, cuya efectividad es tal que entre 1981 y 2006, solo el 3,4% del terrorismo en el mundo fueron AS pero provocaron el 29% de las muertes (Gent, 2007). Peor aun, Berko y Erez (2005, 2006), respectivamente del "Instituto de Política Internacional para el Contraterrorismo" de Israel y la Universidad del Estado de Kent, EEUU, dicen que desde la Segunda Intifada, los AS provocaron la mayor cantidad de muertes entre los israelís. Ante esta realidad, se entiende que Schweitzer sostenga que, sea que las combatientes suicidas son empujadas por la sociedad, o que son utilizadas por sus organizaciones; sea que obedecen o que desobedecen normas patriarcales, el hecho es que (léase: el problema es que...) estas mujeres ya no son solo las madres de los combatientes, sino que ahora, y no en pequeñas cantidades, se han convertido ellas mismas en combatientes, "emisarias de la muerte". Con esto Schweitzer se ha despojado de todo feminismo y vemos que el problema real era que las mujeres se sumen a la resistencia. Feminismo más, feminismo menos, obedezcan o desobedezcan las normas patriarcales, etc., eso no interesa. Sin embargo, hemos visto que la cuestión de género es de una gran importancia para estas feministas; y tan grande que llega al absurdo.

Berko y Erez, afirman que incluso para los hombres, los AS, a menudo están relacionados con "no quedar mal" y "Ser un hombre." Según esta lógica, resultaría que hombres y mujeres, -los opresores y sus esclavas-, se están ahorcando con la misma soga, la inequidad de género, y que ésta, al mismo tiempo, origina la resistencia al invasor; la defensa de la patria.

Esto es una muestra de la ciencia social de occidente, de nivel tan alto que no toca tierra. Pero, si es así ¿Qué utilidad tiene para occidente, especialmente para EEUU e Israel continuar con esta farsa?. Tiene una gran utilidad porque:-Refuerza moralmente las intervenciones de occidente en el Tercer Mundo; seduce a ciertos sectores intelectuales y de clase media del país invadido; y puesto que en toda sociedad existe un problema de opresión de la mujer, este puede ser explotado por el invasor en su propio beneficio; ¿Cómo? Ya vimos que la defensa de la patria es presentada como una cuestión de los hombres y ajena a las mujeres. De aquí sigue el planteamiento de un feminismo alternativo a la agenda nacional (nacionalista, patriótica) de los varones; o sea, una maternidad alternativa a la maternidad nacionalista y a la participación de las mujeres en los AS.

Para mayor ilustración, referimos que Tzoreff reseña el caso de un movimiento feminista palestino que gozaba de la simpatía sionista. Durante la Intifada, dice, las madres de este movimiento, expresaron su fiera oposición a perder sus hijos por la causa de la patria. Entonces, utilizando el lenguaje del neoliberalismo, Tzoreff concluye: "La voz de estas madres expresa el proceso de privatización de la maternidad nacionalizada... " .Hay más.

Uno de los objetivos de los estudios sobre AS, es la identificación de las personas que tienen la capacidad de desmotivar o disuadir a los combatientes suicidas y, según Berko y Erez, los resultados logrados indican que, de los miembros de la familia, son particularmente las madres las que pueden detectar en sus descendientes y parientes, cambios de conducta indicadores de AS; en consecuencia, estas autoras sugieren que se tome las medidas necesarias para que las madres reporten estos cambios de conducta a las autoridades. El término correcto es: "que delaten". Así las cosas, es claro que estos estudios en vez de generar algún conocimiento que lleve a disminuir el dolor de la guerra, solo producen los instrumentos para extenderla al campo de la religión, la cultura y a las relaciones más íntimas de los seres humanos, sin dejar ningún campo de la vida en paz.

Ocultando con la democracia, la relación 1-300Para entender el problema de los AS, debemos ver que estamos ante una nueva era. Según el gobierno de Vietnam el número de muertes civiles y militares durante la Guerra fue de 5.1 millones. Agregando las muertes en Camboya y Laos llegamos a 7,8 millones (Lucas, 2007). Los EEUU sufrieron 57.685 muertes, lo que da un estadounidense muerto por cada 156 indochinos.

Un estudio de ORB & IIACSS (4), reportó que en Irak, entre marzo 2003 y agosto 2007, murieron 1.120.000 iraquíes por causa de la guerra. En ese periodo, según iCasualties.org, los muertos de la coalición de EEUU y sus aliados eran 4.038, o sea, un invasor muerto por 277 iraquíes, lo que no es raro, pues la cantidad de bombas lanzadas sobre Irak supera de lejos a cualquier otra guerra anterior. Estas cifras no incluyen los muertos en la primera Guerra del Golfo, ni los del periodo de bloqueo, ni la mortalidad infantil gravemente incrementada, ni los de la contaminación química y atómica cuyas consecuencias afectarán a este país por décadas, como ocurre hasta ahora en el Sudeste asiático. Por cada familia iraquí hay 1,26 muertos; si a esto agregamos los heridos, prisioneros, etc... podemos preguntarnos, ¿qué diferencia tendrá para esta gente, quedarse en casa o ir a la guerra?. Y lo mismo podemos preguntarnos de los palestinos, que en la Franja de Gaza, después del prolongado y hermético cerco israelita, que visto en el marco de la legislación internacional, está destinado a asesinar, causar graves daños físicos y mentales e infringir deliberadamente condiciones de vida premeditadas para provocar la destrucción física gradual de su población (Barghouti, 2008), en la fase actual del conflicto ya han sufrido, entre otras cosas, más de 500 muertos y 2500 heridos; una proporción enorme para un población de solo millón y medio de habitantes.

Con esto como trasfondo, consideremos lo siguiente: Según Hasan, la variable común a los AS, es que son usados por los grupos más débiles en los conflictos asimétricos, "Donde una parte tiene todas las armas de fuego y munición y la otra parte no tiene prácticamente nada". Coincidentemente, Ahmad Yassin, anterior líder de Hamas, declaró que mientras sus fuerzas no contaran con aviación de guerra y similares, solo podrían defenderse con las manos desnudas y sacrificarse a sí mismos. Todo esto indica que los AS se dan entre gente acorralada. Y acorralada a tal punto que su mejor alternativa en la guerra es escalofriante: los AS, según Gen (2007), son 12 veces más letales que los otros, y en promedio, cada ataque suicida mata 13 personas y hiere 30, mientras que un ataque de otro tipo mata uno y hiere tres. Gen no menciona las bajas de los atacantes, pero seguramente en este campo, los AS también llevan una gran ventaja. Entonces, resulta por demás obvio, que la gran superioridad militar de los invasores es, al menos, una de las causas principales de los AS, y que por ello, la solución no puede ser militar. Pero, como no parece haber poder humano capaz de disuadir a las potencias de sus soluciones militaristas, así lo demuestra la actual invasión de Gaza -quizás solo el inicio de la segunda etapa de la guerra iniciada en Irak-, posiblemente, como dice Hasan, lo que estamos presenciando ahora es solo la punta de una montaña bajo el agua.

En conclusión, los enfoques de los AS que aquí hemos visto, reflejan la negación por parte del imperio y sus aliados del derecho de los pueblos a defender su patria. Esta defensa es presentada además como un acto antidemocrático. Para rematar citamos a un experto en terrorismo que dice que el 95 % de los AS pretenden que el estado ocupante se retire del territorio en disputa (No dice: invadido u ocupado). Con esto parecería todo aclarado sobre las causas de los AS, pero, no es así, porque el experto descubrió también que los países contra los que se dirigen los ataques, tienen un gobierno democrático y una opinión pública influyente políticamente (Pape, 2005).

En este contexto, la preocupación del feminismo yaqui-sionista por la tragedia de las mujeres combatientes suicidas, no es sincero y en el fondo encubre el objetivo colonial de domesticar a las mujeres del país invadido, por ello cualquier indicio de feminismo que salga de su control, y peor, que se sume a la defensa de la patria contra la ocupación extranjera es desautorizado y seguramente registrado en los expedientes del terrorismo.

NOTAS

(1) Originalmente: guerra santa; la defensa bélica del Islam contra los infieles.
(2) Un dicho o tradición que no figura en el Corán pero que se atribuye al profeta Mahoma.
(3) En varios de estos casos, hubo la pérdida de algún ser querido, o de varios, a manos de los israelíes, pero esto no cuenta para la investigadora, y es un rasgo bastante común en este tipo de estudios.
(4) "Opinion Research Business" e "Independent Institute for Administration and Civil Society Studies".

FUENTES:

Fisk, Robert (2008). The Cult of the Suicide Bomber. The Independent: 14/03/08. 
Hasan, Zeeshan (2004).The psychology of Palestinian suicide bombing and Israeli paranoia. MuslimWakeUp.com: June 14, 2004. 
Berko, Anat; Erez, Edna. (2006). "Ordinary People" and "Death Work": Palestinian Suicide Bombers as Victimizers and Victims. Intelligence and Terrorism Information Center at the Center for Special Studies (C.S.S) March 29, 2006. 
Schweitzer, Yoram (Ed). (2006). Female Suicide Bombers: Dying for Equality?. Memorandum No. 84 August 2006. Jaffee Center for Strategic Studies- Tel Aviv University. 
Tzoreff, Mira. (2006). The Palestinian Shahida: National Patriotism, Islamic Feminism, or Social Crisis. En Yoram Schweitzer (Ed), Female Suicide Bombers: Dying for Equality? Memorandum No. 84 August 2006. Jaffee Center for Strategic Studies- Tel Aviv University, Israel. 
Schweitzer, Yoram. (2006). Palestinian Female Suicide Bombers: Reality vs. Myth. En Yoram Schweitzer (Ed), Female Suicide Bombers: Dying for Equality? Memorandum No. 84 August 2006. Jaffee Center for Strategic Studies- Tel Aviv University, Israel. 
Gent, Charles (2007). Suicide terrorism growing. Flinders University, www.flinders.edu.au/: 13 August 2007. 
Harman, Jane (2008). Rapists in the Ranks. Los Angeles Times: April 2, 2008. Alternet. 
Lucas, James A. (2007). Deaths In Other Nations Since WW II Due To Us Interventions. Countercurrents.org: 24 April, 2007.
Barghouti, Omar (2008). Europa ¡Nunca contra Israel!. La complicidad europea en el lento genocidio perpetrado por Israel. Rebelión: 23-01-2008. 
Pape, Robert (2005). Dying to Win. The Strategic Logic of Suicide Terrorism. Robert A. Pape.