Han venido de entre los pobres, tienen la cara de los
pobres, hablan y hasta amenazan como los pobres, pero son los nuevos agentes del Imperio.
Pablo Villegas N., 2009-03-06
Obama confesó en su último discurso, que él sabía cuán impopular era ser visto ayudando a los bancos, en momentos en que todos están sufriendo por causa de estos. Sabiendo eso, dijo lo que le gustaría oír al pueblo estadounidense: que no daría ni un centavo a los capos de Wall Street, que el auxilio económico sería para los pobres que tenían problemas por sus hipotecas; que combatiría la corrupción, que no apoyaría a las empresas que están sacando los puestos de trabajo al exterior, que solucionaría el problema de la atención médica, el seguro social y la educación.
Cuando el crédito vuelva a estar disponible, dijo, esa familia joven podrá comprar una nueva casa; y para construirla, una empresa tendrá que contratar albañiles; y esos albañiles ganarán entonces dinero y podrán sacar un préstamo para comprarse un automóvil, ¡incluso podrían abrir su propia empresa!; y, entonces -aquí viene lo mas rico-, ¡los inversionistas regresarán al mercado!. Eso fue su programa frente al capital financiero, el padre de la actual crisis.
Como parte de su discurso sobre la crisis económica de EEUU,
anunció su decisión de dejar Irak en manos de los iraquíes; de fortalecer la
presencia estadounidense en Afganistán y Pakistán y de incrementar el número y
la remuneración de sus tropas.
Hace un año, Zbigniew Brzezinski, antiguamente zar del
anticomunismo, cabeza de la Trilateral y ex asesor de seguridad nacional de
Carter, publicó el 30/03/08 en el Washington Post (1) , una dura crítica de la
participación de EEUU en lo que él llamó la "estúpida guerra" de
Irak; una aventura, según él, equivocada, que no sólo precipitó la aparición de
al-Qaeda en ese país sino que también desvió a los Estados Unidos de Afganistán,
origen de al-Qaeda, donde ahora, no solo persiste sino que ha crecido.
La solución de Brzezinski era salir de Irak; para ello
planteaba los siguientes objetivos: que los EEUU mantengan una presencia
militar "residual" en ese país en previsión de agresiones externas,
por ejemplo de Irán, y que continúen apoyando al ejército iraquí en su lucha
contra los restos de al-Qaeda; el establecimiento de un acuerdo con los países
de la región, entre otros asuntos de seguridad, sobre la estabilidad regional,
el control de las fronteras y el desarrollo económico regional. En cuanto a
Irán, decía, que está en los intereses de los EEUU comprometer a este país en
serias negociaciones sobre la seguridad regional y la amenaza nuclear que ésta
en sus manos. Además de todo esto, Brzezinski manifestaba su esperanza de que
algunos países árabes contribuyeran con sus propias tropas para el
mantenimiento de la paz en Irak, una vez que las tropas estadounidenses se
hubieran retirado.
Así es cómo, quién fracasó en la guerra de Irak, -EEUU-,
pretende retirarse asegurándose el control militar y económico de Irak y una
influencia espuria en la región además que los países vecinos asuman
ingenuamente el alto riesgo de verse obligados a continuar con sus propias
tropas una guerra que no es la suya. Es que la necesidad tiene cara de
sinvergüenza. Los EEUU han causado tanto daño en Irak que ahora no pueden
simplemente darse la vuelta y marcharse sin correr el riesgo de que le cueste
la espalda, pero esto es una cuestión coyuntural, lo realmente importante es
que los EEUU no pueden sobrevivir sin mantener su influencia en la región,
sobre sus grandes RRNN y sobre los ingresos que generan para evitar, como dicen
sus expertos, que estos sirvan para financiar, estados terroristas.
Cuando Obama, consecuente con la orientación de Brzezinski,
su concejero, anuncia el retiro de los EEUU de Irak no está hablando de paz
sino de más guerra porque el objetivo de esta "retirada" es como ya
dijo el concejero hace un año, la guerra en Afganistán contra al-Qaida y que
ahora ha ampliado Obama prometiendo una estrategia que también incluya a
Pakistán. El cuento de "al-Qaida" se refiere a la pérdida de
influencia de EEUU frente a Rusia y China, en una región estratégica para el
control de los hidrocarburos, una especie de interruptor del mundo. Aún cuando
los EEUU se hallan distraídos con la invasión a Irak, ya han logrado extender
la inestabilidad de Afganistán, a Pakistán y la India, para usar las palabras
de Brzezinski, precipitando en estos países la aparición de al-Qaeda. Dada la
importancia económica y demográfica de esta región, lo que EEUU podría provocar
aquí, es como un incendio forestal quedando lo de Irak como una simple fogata.
El incremento de las tropas yanquis y su remuneración será a
costa de los programas armamentistas de la guerra fría que no se usan. Estos
programas llevan en parte, la culpa de que EEUU hubiera sido víctima de un
pensamiento militar que vio en la tecnología todas las condiciones para el
éxito en la guerra; los militares yanquis creyeron que la tecnología había
cambiado la naturaleza de la guerra. De todos modos, esto resultó en un gran
negocio para la industria armamentista porque generó multimillonarios
inversiones en el desarrollo de armas capaces de destruir el mundo de varias maneras.
Desde el punto de vista militar, sin embargo, fue un fiasco porque la terca
naturaleza de la guerra, le impidió a EEUU utilizar sus costosos juguetes de
guerra, mientras quedaba paralizado por la acción de un enemigo que como dice
C. K. Liu combate con armas de un dólar.
En este contexto, el cambio anunciado por Obama, traerá
consecuencias radicales en la estrategia militar de los EEUU y naturalmente en
los frentes de combate. Sabemos, dijo Obama, que América no puede enfrentar las
amenazas de este siglo sola, pero el mundo no lo puede hacer sin América, esto
es que el objetivo es mantener su sitial de poder bélico en el mundo. Por lo
tanto, quienes esperaban que el nuevo presidente, por el solo efecto de su
color de piel, podría imprimir al imperio un giro hacia la paz, solo verán un
cambio en la orientación militar. Pero ¿cuáles son las amenazas del siglo XXI?.
Según Obama, estas van desde el terrorismo a la proliferación nuclear; desde
las enfermedades pandémicas a las cyber amenazas, hasta el aplastamiento de la
pobreza. Esto nos muestra que se mantiene la visión de que todo es o puede ser
considerado una amenaza a la seguridad nacional de los EEUU, y por tanto, un
asunto militar. A partir de esto, entonces, para el imperio, otra guerra (no
otro mundo) siempre es posible.El discurso de Obama oculta dos trampas. Nos
habla de solo dos guerras, Irak y Afganistán, y con esto pareciera que EEUU se
dedicará solo a una, pero la lista de conflictos donde está implicado es larga
y más aún con los que está atizando. Pretende hacernos creer que la solución a
la crisis económica es solo económica y que será aplicada solo internamente,
como si el origen de la riqueza de EEUU y las potencias de Europa fuera
autóctono, y no dependiera de sus tentáculos en el mundo pobre. La coincidencia
de los temas de la crisis económica y las guerras en un mismo discurso no es
casual, porque no podrán salir de la crisis económica sin reforzar su dominio
donde está la fuente de la riqueza lo cual es imposible sin un replanteo de la
cuestión militar.
Es interesante ver cómo los pillos hacen que los viejos
cuentos del tío sigan funcionando. El análisis que hizo Brzezinski, que citamos
aquí, parece una copia de su análisis de la situación de los EEUU en los años
70, cuando él, como capo de la Trilateral, eligió a Carter como candidato
presidencial, porque vio en él a la persona ideal para limpiar a EEUU de su
desprestigio ante el mundo y para que éste país recupere su autoridad moral,
cosa que tuvo un éxito asombroso. Ahora, en este mismo tren, dice Obama que
cerrará Guantánamo velando por los valores morales que defienden sus tropas.
Pero a estas alturas ya es claro que esto no devolverá su soberanía a Cuba, y
que Cuba, Haití y Venezuela continuarán bajo la conspiración y las agresiones
del racismo imperialista.
Como ocurrió con Carter, ahora el imperio ha elegido a su
hombre, y ha elegido a un negro manipulando cuestiones étnicas y raciales, cosa
que ha venido haciendo especialmente las dos últimas décadas, tanto
internamente como en sus colonias. Y ahí está Obama, el más destacado de los
nuevos agentes del imperio; él les dice a los descontentos de EEUU lo que les
gusta oír; inclusive ha amenazado a los ricos con que ya no podrán más utilizar
fondos públicos para comprarse cortinas de lujo (¡Toda una revolución!); y las
transnacionales de la mentira, como la CNN, se encargan de llevar el mensaje a
los descontentos de todo el mundo, y el color de ese rostro que nos recuerda a
la gente que más ha sufrido y sufre por el imperialismo, hace que para muchos,
estas mentiras no parezcan tales. Es innegable que EEUU sabe lo que se vende,
lo lamentable es que siempre hay gente que le sigue comprando.
1. The
Smart Way Out of a Foolish War By Zbigniew Brzezinski 30/03/08 "Washington
Post".