Pablo Villegas N., 19-06-2007
El descubrimiento del
petróleo en la Argentina se produce en 1907 y a continuación, se da un proceso
caracterizado por la pugna de intereses entre las transnacionales petroleras y
el Estado argentino, que marcará profundas huellas para el futuro del petróleo
en Latinoamérica, especialmente desde que Mosconi llega a YPF.
Desde el inicio de su carrera militar en puestos directivos Mosconi,
ingeniero civil e ingeniero militar, se destaca por concebir la autosuficiencia
tecnológica y de carburantes como una base estratégica de la independencia y
desarrollo de su patria. Desde 1914 como Subdirector Gral. de Arsenales de
Guerra, cuando todo era importado en la Argentina, impone en lo posible, el
reemplazo y elaboración de materiales o componentes importados por productos
argentinos, reemplazando inclusive el cáñamo importado para limpiar armas por
cáñamo de carawata.
Respecto a su enfoque de las transnacionales del petróleo, suele citarse
como el punto de inflexión, que el gerente de una filial de la Standard Oil Co.
(SO), hubiera negado proveer nafta a la Escuela de Aviación sin un pago previo
como se acostumbraba. Mosconi entonces enfrentó al gerente, y de este encuentro
él nos dice: “Allí en el mismo escritorio me propuse, juramentándome conmigo
mismo, cooperar por todos los medios legales a romper los trustes...”. Esta
idea, empero no era nueva para Mosconi; un año antes ya había expuesto en el
Congreso de Ingeniería su preocupación por el peligro e inferioridad de la
Argentina al depender para su defensa del petróleo importado. Debido a su
visión estratégica de la soberanía nacional, se plantea a partir de 1922, la
necesidad de convertir a YPF en una entidad productora de petróleo y a
controlar el mercado interno de carburantes, con lo cual aseguraría la
independencia energética de la Argentina considerando que el combustible
constituiría la base de su industrialización. De este proceso seguirá su
planteamiento, por una parte, de la cuestión petrolera como un asunto, no sólo
argentino, sino latinoamericano y por otra, de la necesidad de la
nacionalización del petróleo.
La lucha por el petróleo y el mercado interno
Mosconi, según Larra, consolida YPF alcanzado los siguientes logros:
a) La
independencia funcional para YPF de su organismo superior, el Ministerio de
Agricultura;
b) La baja de los costos de producción incrementando la
efectividad en el trabajo y en la administración; y,
c) La entrega del personal
a su trabajo, conseguida, según Mosconi, “en primer lugar” mejorando su nivel
de vida, el ambiente de trabajo y premiando el rendimiento.
Para consolidar YPF como empresa productora de petróleo sin el
establecimiento de áreas de reserva fiscal, pero ya antes de 1907 las
transnacionales habían acaparado áreas petrolíferas y las mantenían como
reserva sin explotarlas. Gracias a esto podían venderle a la Argentina petróleo
importado producido por ellas mismas en otros paises. Las reservas, por tanto
no estaban en función de las necesidades nacionales sino de la estrategia
internacional de las transnacionales. Ante esto la línea de Mosconi fue: “…si
se trata de reservar, que sea el Estado argentino quien reserve para sí”. En
consecuencia enfrentó el sistema de acaparamiento de campos entre otras cosas,
imponiendo a los concesionarios el pago de determinadas sumas por el derecho de
estas áreas, cosa que no ocurría antes.
Mosconi, pretendiendo que las reservas fueran explotadas en bien de la
Argentina propuso a Corvalán, gobernador de Salta, su explotación por YPF
ofreciendo un 13% de regalías para la provincia, pero éste aliado con la SO
rechaza la propuesta recurriendo al concepto de autonomías provinciales,
poniendo el beneficio de las petroleras por encima de la seguridad de la
nación. Esto será una de las bases para la evolución de Mosconi hacia la idea
de la nacionalización que veremos después.
A fines de 1924 Mosconi realiza una gira por Salta y Jujuy para observar la
situación de los cateos y de los concesionarios, encontrándose con la amplia
corrupción practicada por la SO entre funcionarios de Estado por su
complicidad. Las críticas públicas que hizo Mosconi a la SO por sus métodos
para obtener concesiones, lleva al Ministro de Relaciones Exteriores presionado
por el embajador de EE.UU. a tratar de acallarlo mediante una comunicación
escrita. La respuesta de Mosconi es ejemplar: “usted opina –le escribe- que los
funcionarios deben… extremar su discreción para no comprometer las buenas
relaciones internacionales, y recuerda con este motivo …disposiciones del
Código Penal….”. Ante esto Mosconi expone la ignorancia del Ministro sobre el
tema en discusión: “Dudo… que siga usted la cuestión del petróleo como fenómeno
mundial y como problema argentino, porque de lo contrario no haría usted
semejante referencia”. Y, le dice en cuanto a los funcionarios que:
“…comprueben transgresiones o delitos que afecten intereses nacionales
confiados a su custodia y no lleven a conocimiento de las autoridades
superiores correspondientes y a la opinión pública…(Resaltado mío), no solo han
de comprenderle las prescripciones del código penal, sino que debieran ser
colgados en la vía pública”. Sobre las relaciones internacionales manifiesta:
“Mi opinión personal es que nuestro país debe desear las buenas relaciones
internacionales solo cuando se basan en la justicia, en la moral y en derecho”.
El mercado interno estaba en manos de las transnacionales. La lucha por el
controlarlo se inicia con la construcción por YPF en 1925, de la Destilería de
La Plata que lanza al mercado nafta, kerosén, fuel oil y nafta de aviación. Más
tarde, a partir de agosto de 1929, siguió otro golpe contra las
transnacionales: YPF rebaja varias veces el precio de la nafta en todo el país.
Con aquellos logros en el mercado nacional, Mosconi derriba “El argumento
ideológico de los que nos oprimen”. “Se dice –escribe-, que para asumir la
exploración y explotación del petróleo se requieren de enormes capitales. YPF
demuestra que esos “enormes capitales” se obtienen de los beneficios de una
explotación petrolífera integral”. A diferencia de los precios de YPF los de
las compañías, en cambio, buscaban sólo un máximo de beneficios, no beneficios
para el país; y no dependían solo del costo de producción y la demanda sino de sus
negocios a nivel internacional.
Para Mosconi la importancia de la rebaja parte del objetivo de “cortar uno
de los lazos que nos hacen tributarios del extranjero”. “No podremos nunca
–dice- entonar el canto de libertad mientras dependamos de otros países para
mover nuestra maquinaria, nuestros ferrocarriles, nuestros buques, nuestros
camiones”. La rebaja tenía además una implicancia histórica y regional. Mosconi
situaba la cuestión petrolera en el marco histórico de la emancipación
latinoamericana. San Lorenzo, con San Martín, había sido el inicio de la última
etapa de esta lucha y Junín y Ayacucho, con Bolívar y Sucre, fueron el final de
los españoles. Recordando este proceso dice: "…a semejanza de aquel gran
movimiento continental que dio independencia política a nuestro continente, se
encuentra en marcha el movimiento que terminará conquistando la independencia
económica para nuestra América, el primer capítulo de esta lucha por la
independencia económica tiene realización feliz el primero de agosto de 1929,
fecha en que nuestro país rompe los trust petrolíferos que hasta entonces
impusieron sus exigencias, y da a la América Latina un ejemplo y el impulso
inicial que el movimiento que se ha transmitido ya a algunos países hermanos,
México, Colombia y Uruguay y que se propagará irremisiblemente a los demás
pueblos de nuestra raza hasta el establecimiento de la independencia integral
de Sudamérica".
El carácter latinoamericano de la cuestión petrolera
Armado de su concepción histórica del proceso latinoamericano y del examen
de su lucha contra las trasnacionales, realiza en 1927 una gira, entre otros,
por México, Brasil, Uruguay y Trinidad. Esta gira deja ver que Latinoamérica se
hallaba en un estado de maduración aproximado al suyo. Por ejemplo, en México, conoce
a Lázaro Cárdenas, quien diez años después nacionalizaría el petróleo mexicano
y se entrevista con el Gral. Elías Plutarco quien le expone el problema de
México, un país pobre y saqueado por las compañías.
Comentando su gira dice Mosconi: “… los países donde operan los grandes
trustes del petróleo …al sacrificar su petróleo, en poco o nada se
beneficiaban. El torrente de petróleo convertido en oro engrosa las arcas de
las compañías; y estas claman, protestan y resisten invocando propósitos
confiscatorios, cuando las naciones en que desarrollan sus actividades proponen
establecer equitativos tributos. Tal ocurre en México y Colombia. En Perú no
sucede lo propio porque la ley pertinente priva al gobierno de establecer
impuesto alguno a las más poderosa de las compañías extranjeras allí operantes.
Estas naciones no consiguen tampoco (combustibles) a bajos precios...“. Dedica
también comentarios específicos a varios países, y el más corto es sobre
Bolivia: “En cuanto a Bolivia, ha perdido su independencia económica, y con eso
digo todo”. La pelea de Mosconi contra la SO tendrá serias consecuencias para
Bolivia y Paraguay.
Cuando la SO comprobó la existencia de petróleo en sus campos en Bolivia,
pensando en sus propios asuntos antes que en su contrato con Bolivia, trató de
forzar en 1928 el paso de su petróleo por territorio argentino, utilizando la
SO asentada en Salta y Jujuy y sus influencias en la opinión pública para
obtener la autorización debida (Mariaca, 1966)2. La SO pretendía construir un
corredor de más de 1.500 Km., donde se instalarían oleoductos, gasoductos,
cañerías de agua, un ferrocarril, telégrafos, estaciones de radio, las líneas
de eléctricidad y muelles en el río Paraguay o en el Paraná incluyendo para la
SO las garantías del más libre y seguro uso del oleoducto y de sus
instalaciones.
La solicitud es presentada primero por la SO y en 1929, por el Gobierno de
Bolivia. Consultado Mosconi por su gobierno, sobre este corredor de 1500 km
responde que: "Semejante solicitud… no corresponde al estado moral y a la
capacidad económica, técnica e industrial de nuestro país, en virtud de lo cual
el Poder Ejecutivo…, con altas miras de resguardar la riqueza de los
yacimientos y defensa de nuestro patrimonio y de nuestra tranquilidad política,
…sostiene conceptos monopolistas integrales de la industria petrolífera". Respecto
al pedido del Gobierno boliviano, comprende Mosconi que, en realidad “la
concesión es solicitada por la SO.,…”. Y recuerda que esta es una empresa “…de
actuación conocida en el mundo entero, que en nuestro país se ha destacado por
sus procedimientos nocivos a nuestra moral, a nuestra política y a nuestro
bienestar, y que actualmente se encuentra en litigio ante la Suprema Corte de
Justicia de la Nación...”. Sin embargo, dice, no existiendo el deseo de
perjudicar a Bolivia en el usufructo de sus riquezas “Es, … posible dar
satisfacción al pedido del Gobierno de Bolivia tomando nuestro Gobierno a su
cargo la construcción de dos oleoductos, …” Y su construcción tendría que ser
justificada con la existencia de suficientes reservas de petróleo (Mariaca,
1966). Con ello se frustró el deseo de la SO de consolidar a su favor un área
que abarcaba Salta, Jujuy y sus campos en Bolivia.
A partir de entonces, dice Enrique Mariaca, la SO comenzó a urdir la trampa
en la que caerían Bolivia y Paraguay: haría resaltar que el enclaustramiento
del Bolivia impedía la exportación de su petróleo, señalando la conveniencia de
su salida por un territorio en litigio con Paraguay.
Autores bolivianos no acostumbrados a este tipo de política exterior del
gobierno argentino censuraron a Mosconi, sosteniendo que su negativa coadyuvó a
la Guerra del Chaco; esto, sin preguntarse por qué Bolivia no aplicó frente a
la SO una política similar a la argentina. Los resultados de una política
exterior con el rabo entre las piernas, aplicada tradicionalmente por las
elites de Bolivia, son evidentes en la pérdida del 60% de su territorio
original y el retraso consecuente.
La importancia del monopolio estatal y la nacionalización
La lucha deshonesta que presentaban las petroleras, en especial, el
problema de las autonomías que ponía en riesgo al país, llevó a Mosconi a
comprender la importancia del monopolio del Estado sobre el petróleo. Un
proyecto de ley de nacionalización fue enviado al parlamento, pero,
comprendiendo Mosconi que la nacionalización era tarea “de todos los patriotas
que los hay en los sectores partidarios más antagónicos”, lanza a una gran
campaña para crear un movimiento por el petróleo, dirigida a personalidades, trabajadores,
universidades y a la juventud. Una de las organizaciones más importantes en su
movimiento será la Alianza Continental, impulsada por Mosconi, que se proponía
“la unidad espiritual, económica y política de América Latina”.
Su enfoque de la nacionalización, al principio, en 1926, se inclinaba por
la nacionalización del recurso y la creación de una sociedad mixta monopólica
de la explotación y la producción, integrada con capital mayoritario estatal y
el resto con capitales argentinos. La ley, que fue aprobada en Diputados,
sancionaba el monopolio estatal de la exploración y explotación del petróleo,
la expropiación de yacimientos concedidos a particulares, pero no de las
empresas de importación, industrialización y venta del petróleo. Pero, más tarde,
observando la cuestión petrolera en Latinoamérica –dice Mosconi-, que
“…conviene al país el régimen de puerta cerrada, y mientras que el capital
privado nacional no adquiera la capacidad técnica y la aptitud de espíritu que
la empresa industrial requiere, no queda otro camino que adoptar que el
monopolio de Estado; pero en forma integral es decir, en todas (Subrayado mío)
las actividades de la industria: la producción, elaboración, el transporte y el
comercio”. Y en otra parte dice: "Dos organizaciones, la fiscal y la
privada, no pueden coexistir, pues representan intereses antagónicos,
destinados a vivir en una lucha de la cual sólo por excepción saldrá triunfante
la organización estatista. Para asegurar para nuestro país la riqueza petrolera
debe encararse a fondo la cuestión, siendo ello imposible de lograr mientras el
Estado no monopolice íntegramente la explotación de sus yacimientos". Ante
la presentación del proyecto de ley al parlamento, los petroleros
contraatacaron afiliándose a la Unión Industrial Argentina que les creó un área
de Combustibles, y bajo esta cobertura, en 1927, presentaron al Parlamento, sus
objeciones al anteproyecto de Ley.
La conspiración estaba en marcha. Los senadores frecuentaban la embajada
Americana en grandes recepciones y el embajador Robert Woods Bliss se había
convertido en la herramienta de presión más importante de los capitales
petroleros, e inició una campaña contra el presidente Irigoyen influyendo en el
Presidente de los EE.UU., Hoover (Vaca N., sde)3. Finalmente, el proyecto de
ley queda truncado ya que la mayoría de ardientes defensores de las
transnacionales en el Senado no se aviene a considerarlo.
El golpe de estado
Las necesidades del mercado interno crecían cada día. El monopolio de las
compañías estaba roto pero estas seguían en el mercado. De 700 millones de
litros de nafta consumidos en la Argentina en 1929, YPF producía 234; las
compañías extranjeras 126; y el resto, 340, era importado. La lucha por el
mercado nacional entra en una nueva etapa después del 1º de agosto de 1929, con
las negociaciones con la Iuyamtorg, una empresa soviética en la Argentina, por
un contrato que permitiría a YPF abastecer todo el mercado nacional. Se llega a
esbozar con esta empresa un borrador estipulando lo siguiente:
a) La Iuyamtorg vendería a YPF 250.000 toneladas de nafta, a lo sumo a 11
cts./litro, suplantando la importada y ahorrando 68 millones de pesos, por la
importación de 340 millones de litros a 20 ctvs/lt. previos al contrato;
b)
Argentina pagaría con productos nacionales. Esto era de importancia pues, el
déficit de su balanza de pagos en 1930 fue de 100 millones de pesos oro; la
mitad por importación de combustible;
c) YPF podría disminuir la importación en
100 millones de litros si su propia producción aumentase y, de convenirle,
podría rescindir el contrato sin castigos de ningún tipo, como habría ocurrido
con otras compañías; y,
d) El valor pagado por la Argentina sería invertido por
la Iuyamtorg en la compra de productos pecuarios, agrícolas e industriales
argentinos.
Este contrato sería, por una parte, la culminación de la política impuesta
el 1ro de agosto de 1929 porque traería el control total del mercado interno
por YPF y, por otra, no implicaría para la Argentina la salida de recursos
económicos. Sin embargo, fue frustrado por la conspiración de las
transnacionales, los parlamentarios, las embajadas, especialmente de EE. UU y,
naturalmente sus medios de comunicación, incluidos importantes literatos
propagando historias tales como que en la URSS se comía carne humana. Aunque el
Presidente Irigoyen apoyó la estrategia de Mosconi, como muchos militares
nacionalistas, se mostró débil y confiado ante la oposición, terminando, el 6
de septiembre de 1930, derrocado por Uriburu y un grupo de empleados de las
transnacionales que conformaron el nuevo gobierno. Mosconi fue destituido.
El golpe sucedió en un momento crítico para la humanidad; la crisis de los
30. Según Frondizi, si la Argentina hubiera contado con combustibles baratos,
habría podido pensarse en la mecanización de la agricultura y el
fortalecimiento del desarrollo industrial. Se habría abierto el mercado
soviético de 140 millones de habitantes, se habría elevado el nivel de vida de
la población. Habría desaparecido el dilema de elegir entre ingleses o
norteamericanos; la Argentina habría evitado por lo menos en parte, los efectos
de la crisis de los 30.
El proceso iniciado por Mosconi, empero, no pudo ser totalmente truncado.
Numerosas empresas estatales petroleras surgieron en Latinoamérica. En Bolivia,
la idea de crear la empresa estatal del petróleo nace de la obra de Mosconi; de
ahí el nombre de YPFB. Según Foianini (2002)4, quienes, pese al derrocamiento
de Mosconi, quedaron en YPF colaboraron a Bolivia en la organización de YPFB.
Pero lo más importante es que a la experiencia de Mosconi, siguió Bolivia con
la primera nacionalización del mundo, en un país no socialista, y a esta le
siguió un año después, la nacionalización mexicana.
Síntesis
En síntesis el legado de Mosconi, es que la autosuficiencia y el control
del mercado interno de carburantes es una base estratégica del desarrollo y la
industrialización nacional. Sin embargo, los intereses de las transnacionales
son opuestos a los nacionales. Su política de reservas y precios está en
función de un máximo de ganancias y dependen de su situación internacional.
Como ilustra Mosconi, sus pérdidas sufridas en Oriente son compensadas por
Latinoamérica o viceversa. En cambio, el objetivo de los precios estatales
aparte de la ganancia necesaria para financiar la empresa estatal, es el uso de
los carburantes como un insumo del desarrollo del país. Dados los intereses
opuestos a la nación, las transnacionales a fin de defender sus intereses,
ponen en peligro la integridad nacional y la paz internacional; generan
corrupción, infiltran el Estado y la sociedad, creando inestabilidad e
intranquilidad.
Por esto es imprescindible la creación de una empresa estatal del petróleo.
Para un funcionamiento efectivo la empresa debe ser autárquica. Esta debe ser
productora de petróleo y controlar el mercado nacional, pero, en base a la
experiencia establece Mosconi: “Sin monopolio del petróleo,… es imposible para
un organismo del Estado vencer en lucha comercial a las organizaciones del
capital privado”. El financiamiento de sus operaciones, proviene no solo de las
grandes ganancias del negocio petrolero, sino de la explotación integral, es
decir del control de todo el proceso.
Dadas las graves contradicciones entre las transnacionales y los intereses
del país, no hay otra solución, dice Mosconi, que nacionalizar y preservar las
fuentes de combustible de toda influencia que no sea eminentemente
nacionalista. En el concepto de nacionalización de Mosconi, la cuestión de la
integralidad y el monopolio son claves. Según la experiencia posterior, las
nacionalizaciones que evadieron estos principios, nacionalizaron para las
trasnacionales, como Pérez en Venezuela, en 1976.
Mosconi consideraba que la nacionalización debía ir acompañada de una gran
movilización social y Bolivia, después del Chaco, lo comprobó, siendo la
nacionalización resultado de una serie de grandes movilizaciones sociales. Las
nacionalizaciones, en la medida en que fueron acompañadas de la desmovilización
y desinformación de los pueblos resultaron mutiladas, penetradas por las
transnacionales o sus embajadas, y dejaron de dar los efectos que se esperaba
de ellas.
La lucha contra las petroleras es de carácter latinoamericano, entre otras
cosas, por la forma en que están asentadas, -controlando inmensas extensiones
de territorio-, a través de varios países donde infiltran y corrompen gobiernos,
instituciones y sociedad, adquiriendo una influencia que les permite generar
enfrentamientos entre países y regiones hermanas, a fin de mantener sus
privilegios. Todo esto está demostrado por una considerable experiencia
histórica en Latinoamérica.
Mosconi consideraba el petróleo como parte esencial de la política
exterior, en función de los beneficios nacionales. La experiencia con la
Iuyamtorg muestra que aunque Mosconi no era simpatizante comunista, asignaba al
no-alineamiento un rol estratégico, con grandes posibilidades para el
desarrollo nacional. Esto nos lleva a recordar que la historia latinoamericana
muestra que el alineamiento de un país lo convierte en base de las
transnacionales contra el resto de Latinoamérica y contra su desarrollo.
Publicado en Bolpress y otros sitios.
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Notas:
1. Para todos los pasajes
donde no se indique otra cosa la fuente utilizada ha sido Larra, R. (1957)
Mosconi, general del petróleo. Ed. Futuro, Argentina.
2. Mariaca B., E. (1966).
Mito y Realidad del Petróleo Boliviano. Ed. Los Amigos del Libro, Bolivia.
3. Vaca N., Adolfo. (sde)
Petróleo Vs País. La Fogata.
4. Foianini, D. (2002).
Misión Cumplida. Fondo Editorial de los Diputados, Bolivia.