Por Pablo Villegas N., Investigador del CEDIB, 2-3-2017.
El 2015 el
gobierno boliviano lanzó el Proyecto del Bala sin tener mercado. Lo dijo el
presidente Morales al firmar el contrato con GEODATA:
“Todo el equipo
energético movilizado a la cabeza de nuestro ministro de Hidrocarburos está en
la tarea de ver dónde hay mercado y en qué lugares falta demanda (Textual);
estamos convencidos de que en los países vecinos existe demanda”.[1]
El proyecto, como
era de esperarse, generó un conflicto con los pueblos indígenas a ser afectados
por la inundación, que además vieron sus derechos pisoteados, especialmente a
la consulta previa y llevó a la salida forzada -por los indígenas- de una de
las empresas subcontratadas que operaba en el territorio indígena y área
protegida con lo cual quedaron paralizadas las actividades de campo del
proyecto, hasta el momento.
El estudio de
identificación de la represa reveló que el gobierno había decidido que la
energía se vendería a Brasil. Pero lo extraño (e ingenuo) es que no había
ningún acuerdo previo al nivel apropiado, que debe ser un tratado entre ambos
estados, como lo explicó muy pedagógicamente el embajador de Brasil:
“…cuando
hay proyectos muy grandes, hay que hacer un tratado internacional para dar
derechos y deberes de cada parte,…”[2].
Comenzando el
presente año, la exportación de gas natural a Brasil cayó en un 50%. ¿Cuál fue
la explicación del gobierno? El ministro del área, atribuyó la baja a una mayor
producción de hidroelectricidad.[3]
No mencionó, si sabía, otra razón, y es que por una parte la producción de gas
de Brasil está en constante ascenso (1,34 TCF el 2016) y por otra que aparte de
Bolivia cuenta con otras fuentes.[4]
O sea que Brasil
está sustituyendo gas por energía hidroeléctrica; pero, a pesar de ello, el
gobierno continúa con sus proyectos de hidroeléctricas para venderle energía,
… ¿A quién?
......A Brasil.
Bien, pero ahora llegamos
a un punto en que ya no se trata sólo de las represas del Bala, a las que hay
que agregarle el proyecto de Cachuela Esperanza. Hace poco el gobierno boliviano
junto con el brasilero lanzaron la licitación para los estudios de otra
megarepresa[5].
¿Donde? En el rio Mamoré es decir en plena frontera entre ambos países (Las del
Bala queda 500 km lejos de este punto)
Esta nueva
represa -conocida de antes como Ribeirao en el Complejo Rio Madera- desde el
punto de vista económico y de capacidad de gestión (que en Brasil es
galácticamente superior a la boliviana) es mucho más factible que las del Bala.
Podría decirse que las anula; y no sólo eso, también queda comprometido el
proyecto de Cachuela Esperanza por su incompatibilidad con la misma, cosa que ya
fue advertida el 2005, y:
“…se debe a que el nivel normal del agua en el futuro
embalse de Ribeirao sumergiría la casa de máquinas del proyecto Cachuela
Esperanza y eliminaría la mayor parte de la caída disponible para generar
energía".[6]
La energía
boliviana tendrá en el mercado brasileño (con suerte) el mismo precio de
mercado que la que se produce allí, y no importará al comprador la diferencia
de costos de producción entre el Bala y Riberao, por tanto, para Brasil será
como si la hubieran producido sus propias represas. El hecho de que Brasil haya
decidido apostarle a la binacional no sólo habla por sí mismo respecto al
alejado proyecto del Bala sino que también muestra quién es el hermano mayor en
este negocio.
Sin embargo, la
baja en las exportaciones de gas es temporal, hasta que pase la época de
lluvias y la producción de las hidroeléctricas del Brasil vuelva a bajar, con
lo cual se supone que la demanda de gas volverá a subir. Esto es técnicamente
cierto y se repetirá cada año con la llegada de las lluvias, pero hay dos
factores que debemos tomar en cuenta: primero, que esto no pasó en años
anteriores, y segundo, que esto se repetirá hasta que la baja en la producción
de las represas de Brasil en época seca sea compensada por la producción
boliviana, de modo que Brasil estará en condiciones de continuar reduciendo sus
importaciones de gas de Bolivia o, de una manera general, la electricidad
boliviana competirá en Brasil contra el gas boliviano y será este país el que elija.
Ya era un gran problema el no tener mercados, pero es mucho peor que uno mismo
se pise la chalina.
[1] El Gobierno firma contrato para
desarrollar proyecto El Bala. La Razón, 6/7/2015
[2] Brasil plantea un "tratado
internacional" para concretar integración energética con Bolivia. ABI,
14/2/2017
[3] En tiempo de crisis llegamos al
máximo de producción de gas. Gonzalo Lopez, El Deber, 25/12/2016.
[4] Para Petrobras, la baja en compra de gas
es temporal. El Deber, 14/01/2017.
[5] Bolivia y Brasil lanzan megaproyecto
binacional del Madera. El Deber, 18/01/2017
[6] Molina Carpio, J. ¿Es viable el
proyecto Cachuela Esperanza? Bolpress, 14/02/2010.