Mujica: “Nosotros, heredamos una ley de promoción de
la forestación, que habría que llamarla del monocultivo del eucalipto para
producir pulpa de celulosa....Así empieza el Uruguay
forestal, que en realidad está mal denominarlo forestal.”, porque “…nunca vi
que la naturaleza haga el mamarracho de hacer un bosque con una sola especie.
Eso es un invento del hombre, para la ecuación de la rentabilidad.” (Extractado
del libro:…..Amistades peligrosas: Notas sobre movimientos sociales y gobiernos
progresistas. Pablo Villegas N., coautor. CEDIB, 2014)
Bolivia
y Ecuador se destacaron mundialmente con sus constituciones que proclaman los
derechos de la madre tierra. Esto acabó en Ecuador con el encantamiento de
Correa con la minería a cielo abierto, la caída del Yasuni y la represión a los
opositores al extractivismo y, en el caso de Bolivia, entre abundantes
ejemplos, con la nueva ley minera que castiga con años de cárcel al que se
oponga a su expansión; muestra de que las constituciones de estos países no
eran las más avanzadas sino simplemente una manipulación cultural. A
continuación, tomaremos el caso del Uruguay como un ejemplo de este tipo de
medioambientalismo.
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El
actual presidente de Uruguay José Mujica fue ministro de Ganadería, Agricultura
y Pesca del gobierno de T. Vásquez, como en otros casos de este tipo de
gobiernos con antecedentes que lo vinculaban a la izquierda y a los movimientos
sociales. El 04/10/05, el ministro dio una entrevista –que resumimos- a El
Argentino (EA) sobre el problema de las plantas. Mujica, dice la fuente, es
emblema de la memoria histórica que llevó al Frente Amplio al gobierno y se
trata de un hombre que tiene sobre su conciencia la importancia de la
coherencia de vida.
EA: ¿Cómo
se entiende que un gobierno "progresista" como el suyo, hoy se
encuentra ejecutando un anuncio del neoliberalismo? Mujica: “Todos vamos a
seguir usando papel y en algún lado hay que producirlo. …, pero que se haga en
otro lado, donde los que se embroman sean otros, me parece que no es defendible
como argumento.” “… de lo que se trata es que se produzca sin afectar al medio
ambiente. Tecnológicamente eso es posible, porque en Finlandia el problema está
resuelto. Las inversiones para corregir son caras, y ese es el problema.”
EA: ¿El
gobierno está preparado para cerrarlos en caso de contaminación? “Si, por
supuesto que sí. El gobierno las tiene que eliminar si generan el menor
problema al medioambiente. Esto está hablado al máximo nivel de gabinete.”
“Teniendo en cuenta los antecedentes de estas empresas, tampoco hay demasiadas
garantías de que vayan a cumplir con el precepto de no contaminar. Con la
presión regional y la importancia del agua, y la opinión pública tanto de
Argentina como de Uruguay -que también está preocupada por esto-, no hay margen
para el más mínimo error.” “… Serán inversiones importantes, pero no me voy a
desangrar por ellas. … no soy afecto a un país productor especializado en la
pulpa de papel.” “…la causa que impulsa el movimiento ecologista es noble y la
comparto.“ (El Argentino, 2005)
Continuando, la
construcción de las plantas deriva de que Uruguay anteriormente incentivó
forestaciones inmensas con eucaliptos. Mujica: “Nosotros, heredamos una ley de promoción de
la forestación, que habría que llamarla del monocultivo del eucalipto para
producir pulpa de celulosa. …como en esta parte del mundo la tierra está
barata, ingeniosamente el mundo rico decidió financiar y presionar para que se
crearan nuevas cuencas productoras de celulosas. El Banco Mundial se puso
generoso … . Y como siempre, los latinoamericanos faltos de plata, … en Uruguay
descubrieron que los árboles tenían una posibilidad de corte más acelerada … y
que la tierra estaba barata y bastante despoblada. Así empieza el Uruguay
forestal, que en realidad está mal denominarlo forestal.”, porque “…nunca vi
que la naturaleza haga el mamarracho de hacer un bosque con una sola especie.
Eso es un invento del hombre, para la ecuación de la rentabilidad.” Hasta ahí
la entrevista.
Por lo
menos dos ministros del gobierno de Tabaré (Mujica y Eduardo Bonomi) declararon
la necesidad de limitar la forestación. Mujica dijo que degrada los suelos y
que estaba en contra de seguir subsidiando a las multinacionales forestadoras.
Bonomi denunció la “tercerización y subcontratación irresponsable” del trabajo
en el sector; prometió controlar la situación, pero habían síntomas contrarios. Pero ya en la campaña electoral de 2004,
Vázquez no quiso debatir en público sobre las dos plantas de celulosa y como Presidente
aceptó reunirse con los capos de Botnia pero nunca con los movimientos que se
les oponían. Éste era uno de los serios indicios de que los gobiernos de
centro-izquierda de la región no tienen el menor interés en dar pasos serios
para abandonar el modelo neoliberal. (Zibechi, 2005 )
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Finalmente
el 31/08/12, Mujica anunció que se instalaría una tercera papelera en Uruguay,
[2] y el 19.06.2014 en ese su estilo de hablar que le
granjeó muchas simpatías, dijo que las pasteras: "No son las Carmelitas
descalzas, vienen a ganar plata, pero cuidan el medio ambiente mejor que nosotros”,
y se largó todo un “yo pecador”: "Estos finlandeses fuman adentro de una
garrafa, no son capitalistas de cuarta como nosotros. No enchastran (ensucian)
la mesa en donde van a comer", la UPM "hace las cosas bien"
porque "cuida del mercado internacional a largo plazo". "Si lo
hiciéramos nosotros que estamos desesperados por llegar a fin de mes, capaz que
hacemos alguna barbaridad con el medio ambiente". (EFE, 2014 )
El monocultivo
de eucaliptus en Uruguay, se inició en los 90, impulsado por el neoliberalismo,
el Banco Mundial y el BID entre otros, cuando la demanda era grande, y el
precio internacional de madera pulpable era USD$ 60/t. Obedeciendo a estos
organismos el Estado subsidió con: 50% del costo de forestación; créditos a muy
bajo interés con gracia de hasta diez años; exoneración de impuestos y
construcción de infraestructura de transporte. Entre desembolsos directos e
impuestos no recibidos, en 12 años el Estado apoyó con más de 500 millones de
dólares, casi un 4% del PIB. Pero la oferta mundial creció y los precios
bajaron a USD$23-28/t (2005)[3]. De ahí
la presión de las grandes empresas para compensar sus pérdidas con la
construcción de las pasteras por parte de las más grandes: Weyerhaeuser, de EE.UU.
, la finlandesa Botnia y la española ENCE. (Zibechi, 2005 )
Pero
como diría Mujica para “los latinoamericanos faltos de plata” esto es inversión
extranjera. Así, para el ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, los
1.100 millones de dólares que invertiría Botnia suponían un crecimiento del
1,6% del PBI. Sin embargo, por lo menos la mitad de la “inversión” total nunca
saldrá de Finlandia porque se invertirá en maquinaria. Para Carlos Pérez
Arrarte citado por Zibechi, las plantas no aportarían más de unos 270 empleos
cada una y lo que pagarían a los cultivadores de eucaliptos sería igual, o menos,
al pagado en el mercado internacional; tampoco pagarían impuestos por estar en
“zonas francas”; los insumos, servicios y energía serían importados y no
requerirían servicios portuarios porque cuentan con los suyos; en suma, las
plantas no alimentarán otras industrias de valor agregado y como sabemos, las
utilidades serán exportadas.
Lo que
ocurre en el área rural revela otro aspecto del gobierno progresista del Uruguay.
Casi un millón de has. están forestadas, principalmente con eucaliptos y pinos.[4] Los cultivos forestales resecan los suelos que quedan inaptos para la
agricultura y las fuentes de agua desaparecen. Una sola de las pasteras verterá al río 200 toneladas anuales de
nitrógeno y 20 toneladas de fósforo, además de las emisiones de dioxinas y
furanos. El monocultivo forestal expulsa población rural, ocupa apenas cuatro
trabajadores/mil has, frente a seis de la ganadería extensiva, o 133 de la
horticultura, o 165 de la viticultura o 211 de la avicultura (Zibechi, 2005 ) y según la Asociación de Inspectores de Trabajo del Uruguay (AITU) “El sistema
es prácticamente de esclavitud.” (Amorín)[5]
Una
investigación del 2014 (Tabla 13) mostró que el 71,3% de
1.097.204 has forestadas estaba en manos de 4 transnacionales de Suecia,
Finlandia, EE.UU., Chile y otros extranjeros.
(Gautreau, 2014)
La fuente
dice que la concentración es mayor a la indicada porque algunas empresas
recurren a contratos con terceros para aumentar la superficie cultivada o
arrendándoles tierras para plantar o dándoles insumos y formación para que
planten según los estándares de la empresa, y comprándoles la cosecha.
La tasa de concentración de las
plantaciones forestales es aún mayor que la altísima concentración de las
tierras agrícolas. En 2009, cinco empresas agrícolas de Uruguay representaban
“más del 20% de las tierras sembradas en el país”, con la diferencia de que la
mayor parte de estas tierras estaba alquilada a terceros. Por otro lado, cuatro
empresas concentraban en 2010 el 31% de las plantaciones de árboles, ósea casi
300.000 de las 950.000 has plantadas. A diferencia de las empresas agrícolas,
estas son propietarias de la mayor parte de la superficie.
(Gautreau, 2014)
Otro
aspecto de la cuestión rural es la soya. Del año 2000 al 2011, la superficie
agrícola total, sumando cultivos de invierno y verano, se multiplicó por 3,75,
el de plaguicidas casi por cinco y el volumen de fertilizantes casi por tres.
(www.redes.org.uy, 2014).
En
cuanto a la concentración de la tierra, la cantidad de explotaciones
agropecuarias desde el año 2000 disminuyó en 21,4 %[6]; las explotaciones de 1-19 has descendieron
en 8190 unidades productivas y las de 20-99 has en 2924, pero la cantidad total
de tierra explotada aumentó. Ahora hay 58 explotaciones más de 1000-2499 has, y
46 más que superan las 2500 has. El 56 % de las explotaciones ocupa el 5 % de
la tierra, y el 9 % tiene más del 60 %. (Valdomir, 2012)
Por
otra parte, los aportes impositivos de los terratenientes no van con sus
ingresos. Según el propio vicepresidente uruguayo, Danilo Astori, en los
últimos años «el campo uruguayo vivió uno de los períodos de mayor expansión en
toda su historia.” No obstante, el 2012, las mayores empresas agropecuarias se
opusieron a un nuevo tributo, el Impuesto a la Concentración de los Inmuebles
Rurales (ICIR) a las propiedades rurales de más de 2000 has. En dólares por
hectárea, cada predio de 2000-5000 has tributaría 8; los de 5000-10 000 has 12,
y los de más de 10 000 has 16. Según el gobierno, la recaudación del ICIR /unos
60 millones de dólares/año), se destinarían a mejorar los caminos rurales, (Valdomir, 2012) beneficiando a los
mismos terratenientes. Mientras que el gobierno lidiaba con la oposición de las
grandes empresas agropecuarias, tratándose de las transnacionales respetó los
Tratados de protección de las inversiones por lo cual, la empresa Montes del
Plata, si bien tendría que pagar el ICIR o su sustituto, fue exonerada por 30
años del Impuesto al Patrimonio.
Bibliografía
Amorín, C. (s.f.). Trabajo
esclavo en las plantaciones forestales. Rel-UITA. Recuperado el 12 de
6 de 2014, de
http://www6.rel-uita.org/agricultura/uruguay/forestacion/trabajo_esclavo.htm
EFE. (19 de 6 de 2014
). Mujica defiende a la papelera del río Uruguay: "Cuidan el ambiente
mejor que Uruguay". EFE.
El Argentino. (4 de 10
de 2005). Papeleras: Entrevista con el ministro de Ganadería del Uruguay José
Mujica. "Si las papeleras contaminan, el gobierno tiene el compromiso
público de dar marcha atrás". El Argentino. Obtenido de
http://diarioelargentino.com.ar
Gautreau, P. (2014). Forestación,
territorio y ambiente. 25 años de silvicultura transnacional en uruguay,
Brasil y Argentina. Uruguay: Editorial Trilce.
Plataforma 2012.
(2013). La década kirchnerista y las violaciones de derechos humanos.
Obtenido de
http://plataforma2012.org.ar/index.php/documentos/documentos/106-resumen-del-documento-de-plataforma-2012
Valdomir, S. (2012). Inversiones,
transnacionales y desarrollo. El caso de Uruguay. Friedrich-Ebert-Stiftung.
www.redes.org.uy.
(2014). Crecimiento de la Agricultura y el uso de Agrotóxicos en Uruguay
Montevideo. www.redes.org.uy. Obtenido de www.redes.org.uy
http://www.redes.org.uy/wp-content/uploads/2014/01/Folleto-Agr-y-Agrotoxicos-Redes-WEB.pdf
Zibechi, R. (4 de 11 de
2005 ). Celulosa y forestación: dos caras de un modelo depredador. Ecoportal.net.
NOTAS
[1] Entre ambos países existen
acuerdos firmados –como el Estatuto del Río Uruguay que estipula que si alguna
de las partes proyecta obras que afecten la navegación, el régimen del río o la
calidad de sus aguas, deberá comunicarlo a la Comisión. Si ambos países no
llegaran a un acuerdo, puede llevarse el caso a la Corte Internacional de
Justicia.
[2] En Uruguay, hay unas 960 mil
has con especies para pasta de celulosa. Suponiendo que el volumen de
producción de esta tercera planta fuese similar a las otra dos, un importante
porcentaje de madera habría que importarla de Argentina o Brasil. "Para
que pudieran autoabastecerse con madera, sin necesidad de traerla de afuera,
habría que ampliar la base foresta a cerca de 3 millones de has” según Sebastián
Baldomir. Fuente especificada no válida.
[3] Le pasó a Rwanda y Burundi con
la caída del precio del café en 1992 después del estímulo del Banco Mundial
para que lo cultiven.
[4] http://www.redes.org.uy/2007/05/24/impactos-de-la-forestacion-en-uruguay/
[5] Los trabajadores forestales
“Pasan meses y meses sin recibir prácticamente nada en un ciclo en el cual
ellos cortan, duermen, le mandan comida a la familia y no ven un peso. Duermen
en condiciones infrahumanas, debajo de carpas casi siempre hechas con simples
trozos de nailon y sobre el piso de tierra. El invierno allí debe sentirse
cruelmente.” “Nos dijeron que sería una producción que generaría riqueza. Pero,
¿para quién? No para los 6 mil trabajadores forestales hambreados en las
plantaciones. Esto ya está comprobado. La gente recala allí cuando ya no tiene
ninguna otra posibilidad, es el último recurso, y cuando consigue otra cosa se
va. La forestación uruguaya está recibiendo ese subsidio extra, el del hambre
de los desesperados reducidos a la cuasi esclavitud.” (Amorín)
[6] En valores absolutos hay 44 890
explotaciones agropecuarias, 12 241 menos que hace 11 años.